LA NACIÓN/ Mariela Arias.- El oficialismo saliente apuesta a la proliferación de listas; en total, hay un candidato cada 114 electores en la provincia; podría ser la última elección con ley de Lemas

El CALAFATE.- Santa Cruz se encamina a lo que podría ser su última elección bajo el sistema de ley de Lemas, si es que el gobernador electo, Claudio Vidal, avanza con la promesa de campaña de derogarla. En octubre, a la par de las elecciones presidenciales, aquí también se elegirán intendentes y concejales en todas las localidades: mientras Vidal busca consolidar su poderío en las intendencias, el kirchnerismo intenta retenerlas, y para hacerlo ambos apelarán a una multiplicación de listas que convertirán al cuarto oscuro en un laberinto difícil de sortear.

La ley de Lemas, la trampa legal que perpetuó por más de tres décadas al kirchnerismo en Santa Cruz, en agosto pasado también se convirtió en su propio verdugo: fue Vidal, el gobernador electo de Por Santa Cruz –una coalición diversa de partidos y perfiles políticos- quien presentó mayor cantidad de candidatos y terminó sumando más votos que sus contrincantes del Frente de Todos y Cambia Santa Cruz.

Para las elecciones de octubre, hay un candidato cada 114 electores, es decir 2330 personas compiten por un cargo, dato que no incluye los cargos suplentes, que varían en número en cada localidad. Las bancas en juego para esta elección son: 77 de concejales en toda la provincia, 15 de intendentes y 5 de presidentes de las comisiones de Fomento, lo que totalizan 97 cargos en juego. Río Gallegos y Pico Truncado tienen 23 candidatos para la intendencia, seguidos por El Calafate, que lleva 21 candidatos.

La proliferación de candidaturas que se presentan para sumar a un favorito, es parte de lo que permite la ley de Lemas, sistema vigente de 1988 que se fue modificando de acuerdo a las conveniencias electorales de cada elección. En 2015 fue la última reforma y está vigente para todas las categorías provinciales.

“Premio consuelo”

En mayo pasado, cuando Alicia Kirchner firmó el decreto para adelantar las elecciones provinciales para agosto en coincidencia con las primarias abiertas simultáneas y obligatoria (PASO), también partió las elecciones y dejó para octubre las categorías municipales, permitiendo de este modo una suerte de “premio consuelo” para los candidatos que perdieran la gobernación, que podrían volver a postularse por la intendencia de sus pueblos. Así, hay cuatro candidatos a gobernador que ahora irán por la reelección en sus intendencias: Javier Belloni, de El Calafate; Pablo Grasso, de Río Gallegos; Fernando Cotillo (fue candidato a vicegobernador), de Caleta Olivia, todos de Unión por la Patria, y Daniel Gardonio, de Puerto San Julián, por el frente de Vidal.

Con el kirchnerismo fuera del poder provincial después de 32 años, las intendencias se convirtieron en el último bastión del kirchnerismo, que en sus épocas doradas blandió un eslogan que acuñó el Frente Para la Victoria (FPV) “el eje Nación-provincia-municipio”: en otras palabras, que el mismo color político en los tres estamentos del Estado garantice la llegada discrecional de fondos públicos.

Después de 20 años –con la interrupción 2015-2019- de liderazgo en el poder, el kirchnerismo quedó reducido a la pelea de las intendencias, con una generación de dirigentes políticos que no está acostumbrada a disputar elecciones sin la tutela de un líder y sin lo recursos del Estado, que el kirchnerismo supo poner en clave electoral en cada elección. Aún ganando, los intendentes después deberán disputar su porción de coparticipación con un gobernador que hoy ya les adelantó que sus gestiones serán auditadas.

Por su parte, Vidal ya anunció que volverá a recorrer la provincia y “ponerse la campaña al hombro”. Mientras tanto, muestra una agenda nutrida de reuniones con embajadores y representantes diplomáticos de varios países y asistió a la última reunión en Ushuaia entre gobernadores de la Patagonia y la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) donde reivindicó la necesidad de fortalecer a la Patagonia en su conjunto.

En menos de tres meses, Vidal asumirá en el cargo que supo detentar Néstor Kirchner. Se sabrá entonces como avanzará para derogar la ley de Lemas, promesa que fue parte del decálogo que firmó junto a la coalición con la que derrotó al kirchnerismo.

El fallo de la Corte

Según la Corte Suprema de Justicia, la ley de Lemas puede ser cuestionable, pero no es ilegal. Así lo resolvieron los jueces del alto tribunal en el 2018 por unanimidad. Sobre el Caso Santa Cruz, en pocas palabras dijeron que se debía respetar la autonomía de las provincias en materia electoral y consideraron que la propia ciudadanía santacruceña era la que debía decidir sobre el futuro de la vigencia del régimen de lemas en la provincia.

Horacio Rosatti, hoy presidente de la Corte, sostuvo que es tarea del político modificar las normas que puedan generar disconformidad en la sociedad, mientras que el juez debe distinguir entre disconformidad e inconstitucionalidad. La primera es una sensación prudencial, típica de todo ser humano; la segunda es una comprobación técnica, confiada en nuestro sistema a un especialista, dijo. Si el juez intentara suplir al político, proyectando su forma de pensar (en suma, su disconformidad con una decisión política) en descalificación jurídica, estaría excediendo su competencia y violentando la división de poderes.

En definitiva, la Corte concluyó que es la comunidad santacruceña la que deberá decidir sobre el futuro de la vigencia del régimen de lemas en la provincia. Con el resultado electoral a la vista, resta esperar que la de octubre sea la última elección bajo el esquema de la Ley de Lemas.