LA NACIÓN/Mariela Arias.-
RÍO GALLEGOS.- Darío Baldelli se radicó aquí en diciembre de 2001. La meseta patagónica lo deslumbró, atrás quedaba el conurbano bonaerense. En el 2007 compró un terreno en El Faro, en los márgenes de la ciudad, donde ya había promesas de pavimento. En 2014, el gobierno nacional anunció la obra “Pavimentación de 100 cuadras e infraestructura” por $216 millones, para esa zona, donde Baldelli ya se había mudado. La obra iba a ser realizada por una empresa de Lázaro Báez. Hoy, cada invierno, las calles se convierten en una trampa de hielo y barro donde debía haber asfalto. Fotos: Horacio Córdoba.
“Es un barrial tremendo, ahora que todo se descongeló no se puede transitar. Nos quejamos, viene una máquina, dura dos días y otra vez todos empantanados. Es tal el lodazal que los vecinos tuvimos que levantar nuestras casas entre medio metro y un metro del nivel de la calle; es tremendo”, cuenta a LA NACION Baldelli, herrero de oficio y músico por pasión. Su taller queda sobre una de la calles de ingreso al barrio, donde en estos días de deshielo se forman enormes lagunas.
Los detalles de la obra de 100 cuadras de pavimento para Río Gallegos fueron abordados en la causa Vialidad a través del alegato del fiscal Diego Luciani y resonaron cuando exhibió diálogos entre el exsecretario de Obra Públicas José López y el entonces diputado provincial Matías Bezi, y de ambos, a su vez, con Máximo Kirchner.
Según el fiscal, la consulta de Máximo Kirchner demuestra la participación del hijo de la vicepresidenta en las maniobras que se montaron “para extraer fondos públicos” de las arcas nacionales.
La de Baldelli es una historia se repite entre los vecinos de El Faro, donde con los años se fue construyendo un barrio de clase media bajo las promesas de urbanización que no llegó a todos por igual. Mientras algunos accedieron a cloacas, otros todavía sufren anegamientos. Así consta en una nota a la que accedió LA NACION y fue enviada a la secretaria de Obras Públicas del municipio por los vecinos, en junio pasado, cuando solicitaron que se les enviaran máquinas para evitar accidentes en las calles anegadas.
La licitación prometía urbanizar con asfalto 100 cuadras y realizar obras pluviales. Pero según la inspección de la obra, solo se alcanzó un 37% de la misma. Se pagaron 85 millones de pesos de un total de 216 millones. El barrio creció, pero la recorrida que realizó LA NACION por las calles anegadas dejó imágenes elocuentes.
Los mensajes
El barrio El Faro aparece en el centro de los mensajes donde apareció Máximo Kirchner. “Hola, pudiste hablar con Maxi para definir la ubicación de las 100 C (cuadras)”, le preguntó López a Bezi. “Hola, José, sí, algo definimos. Ayer y hoy estuve con Roberto, y ahora estoy armando un informe para mandarle, te lo mando a vos también”, le respondió. El diálogo ocurrió el 17 de abril de 2014 y fue extraído del celular de José López. Roberto Gómez era el representante técnico de las firmas de Báez ante el municipio.
Contra reloj, el 16 de mayo de 2014, López vuelve a comunicarse con Bezi y le comenta que se demoraba el llamado a licitación porque habían olvidado incluir las obras pluviales. El apuro en cerrar los trámites pendientes para comenzar la obra de pavimentación de las 100 cuadras era porque el último día de mayo la presidenta Cristina Kirchner iría a la ciudad a presentar la obra.
“No son 100 cuadras para que se vean pavimentos, son 100 cuadras con lo que tiene que tener abajo cada cuadra de pavimento para que realmente sirva a la dignidad y mejora de calidad de vida de la gente”, dijo el 31 de mayo de 2014 Cristina Kirchner durante el anuncio.
“Hasta los últimos días de Gobierno hubo dinero disponible para direccionar fondos a Lázaro Báez pero no para hacer obra, porque a esta obra la abandonaron, nunca le importaron las obras, sino los fondos del tesoro y hasta hoy vemos la consecuencia de esta acción”, documentó Luciani.
La obra fue convocada con un presupuesto de 202 millones de pesos. Fue adjudicada a la empresa Kank y Costilla, que ya estaba en el poder de la familia Báez. Solo se realizó un 37% de la obra. En diciembre del 2015, Báez empezó a retirarse de las obras.
El asfalto alcanzó solo para el tramo de la avenida costanera que demarca el área, pero las viviendas, quedaron en el barro. En abril de 2016, Báez quedó detenido, sus empresas entraron en la debacle y las maquinarias quedó varada. El municipio entonces solicitó al Tribunal Federal 4 convertirse en depositarios judiciales en guarda de la maquinaria para continuar con la pavimentación en la ciudad. Pero las 100 cuadras quedaron inconclusas.