LA NACIÓN/Mariela Arias.-
RIO GALLEGOS.- “Atento Gómez Roca lo esperamos en Deseado”, leían y repetían los informativistas de LU14 Radio Provincia Santa Cruz en el segmento de mensajes al hombre de campo la mañana del 3 de mayo de 1982. No sabían que el texto escondía un mensaje en clave para la tripulación del Aviso ARA “Alférez Sobral” que con el barco averiado y sin comunicaciones, sus esperanzas zozobraban en altamar.
El mensaje se repitió varias veces en las siguientes horas. Incluso un segundo mensaje daba más precisiones “Atento Gómez Roca, lo pasamos a buscar por la estación”. El segundo mensaje fue la clave para los 16 tripulantes que habían sobrevivido al ataque inglés: ahora sí sabían que los estaban buscando. A bordo estaban los restos de 8 marinos fallecidos incluidos el el capitán Sergio Gómez Roca.
“El mensaje lo leí esa mañana a las 7.15, no sabíamos que era en clave, pensé que era un peón de campo de cierto renombre y por eso la insistencia. Recién lo entendimos dos días después cuando llegó el mensaje del Estado Mayor Conjunto que confirmaba la muerte del comandante Sergio Gómez Roca, y varios integrantes de la tripulación del Aviso ARA Alférez Sobral”, recuerda hoy ante LA NACION, el locutor y periodista Mario Novack.
Dos días después, el buque logró atracar en Puerto Deseado, llegó con 16 tripulantes vivos y 8 muertos entre ellos el capitán. Pasarían los años y Novack, con su curiosidad de periodista intacta, quiso saber que había pasado con los sobrevivientes del “Alférez Sobral” y así se enteró que el mensaje críptico de la radio los había salvado.
Novack entrevistó al capitán de navío (R) Sergio Bazán, -quien tras la muerte del capitán Gómez Roca, quedó a cargo de la embarcación- y al capital de navío (R) Juan Carlos Casal, fue entonces cuando supo que los mensajes habían sido vitales para los marinos en esas horas críticas.
Bazán le detalló a Novack que, tras el ataque, habían quedado incomunicados y solo contaban con una radio portátil común donde sintonizaban emisoras argentinas y uruguayas. En una de ellas informaron que el Alférez Sobral había sido hundido lo cual llenó de desazón a la tropa, sin embargo el mensaje de LU 14, les devolvió la esperanza: sabían que en algún lugar del mar seguían a flote y los estaban buscando.
Tras jubilarse en LU 85 Canal 9, Novack canalizó su pasión por el periodismo en el rescate de historias olvidadas, en esa búsqueda se encontró con los oyentes circunstanciales de un mensaje leído por él, que hace 40 años les cambió la vida.
LU14 Radio Provincia Santa Cruz era entonces la emisora más potente de la Patagonia. Desde el inicio del conflicto de Malvinas la radio extendió su horario de transmisión durante las 24 horas. Los oficiales del Ejército digitaban cada mensaje y los locutores hacían turnos de 9 horas. “Nos puntualizaban cada mensaje, nos indicaban cada coma, cada acento de lo que había que remarcar al aire, sabíamos que muchos de esos mensajes eran en clave, obedecíamos y no preguntábamos”, recuerda hoy la locutora y periodista Mirtha Espina quien fue parte del equipo de LU14 durante la guerra.
Espina detalla que tenían turnos rotativos para cubrir las 24 horas, trabajaban a destajo. Sin franco. A ella también, como periodista, la sorprendió la historia a raíz de la conmemoración de los 40 años de la guerra. Era una de las voces femeninas destacadas de la radio. En ese momento no tenía la certeza, pero ahora supo que esa voz también la escuchaban los soldados que estaban en Malvinas.
Tal es el caso de Luis Maza, hoy dueño de la FM Radio San Jorge, de Caleta Olivia, hace 40 años, un conscripto de Caleta Olivia que cumplía el servicio militar en Puerto Belgrano. El 8 de abril, junto a la Compañía de Ingenieros Anfibios los embarcaron en un Hércules con destino a Comodoro Rivadavia, Chubut. Sin embargo, al aterrizar se enteraron que llegaban a Puerto Argentino, al corazón de la guerra.
Maza recuerda ante LA NACION el épico viaje en el Hércules sentado arriba de explosivos. Con 19 años ya era un avanzado radioaficionado y por eso, en la guerra, estuvo en el área de Comunicaciones como operador de radio. El 26 de abril a su grupo lo destinaron a la parte noroeste del estrecho San Carlos en la isla Borbón, donde debían custodiar los campos minados y las voladuras. Y tenían la orden de detonarlos si desembarcaban los ingleses.
Un isleño le regaló una radio, que fue su compañera y la pudo salvar de la requisa cuando cayó prisionero. Allí sintonizaba LU14, y siempre quedó grabado en su recuerdo de la guerra, las voces de las locutoras. Una de ellas era Mirtha Espina. La semana pasada, un programa en su propia radio FM San Jorge, los sorprendió a Maza y a Espina a la vez, al presentarlos al aire en un encuentro emocionante. Ella supo que la escuchaban. El reconoció la voz 40 años después y recordó lo importante que fue entonces escuchar las noticias desde Río Gallegos.
Los ingleses les ordenaron llevar las armas al galpón de esquila. “No podíamos entregar ni las radios ni el trotil porque nos iban a fusilar a la vuelta. Así que nos escabullimos, tiramos los petardos de trotyl al mar y destruimos los equipos de radio. La explosión atrajo a los ingleses que nos separaron del grupo, nos interrogaron y en vez de volver en el Canberra con el resto de los soldados, estuvimos un mes como prisioneros de guerra en el buque Saint Edmund”, recuerda Maza. Recién el 14 de julio junto a 636 hombres, los desembarcaron en Puerto Madryn.
Maza regresó a Caleta Olivia pero durante veinte años decidió no volver a hablar de Malvinas. Recién en el 2002, luego del encuentro de excombatientes convocado por el presidente Eduardo Duhalde en Ushuaia, sintió la necesidad de empezar a hablar de Malvinas. “Ese día todos, hombres grandes, volvimos a reencontrarnos y a llorar como chicos”. Desde entonces Maza empezó a hablar de Malvinas, organizó el Centro de Veteranos de Caleta y convoca cada 1 de abril a la vigilia “por los que se quedaron en las islas”.