LA NACIÓN/Mariela Arias.-
SANTA CRUZ.- Un feudo que nació de una elección, que se definió apenas por un voto de diferencia, ahora se ve resquebrajado a causa de un puñado de vacunas inoculadas a quienes detentan el poder. "Mientras la gente muere, los políticos se vacunan", rezan las letras escritas a mano sobre una tela blanca con la que los vecinos ayer se plantaron frente a la casa del intendente Federico Boldovic, portador del apellido que trascendió Santa Cruz por haber iniciado, hace una semana, la zaga de vacunados VIP que ya le costó el cargo al exministro de Salud, Ginés González García.
Desde 1999 la familia Boldovic marca el compás de los 10 mil habitantes de Comandante Luis Piedra Buena, ejerciendo un férreo poder basado en un estado omnipresente con un esquema clientelar, que genera adhesiones y temores. Parte de ese poder entró en crisis la última semana al trascender que el intendente Federico Boldovic, su esposa Bernardita Manucci, su padre el José "Pepe" Bodlovic, su esposa Elsa, el chofer del intendente y varios funcionarios de alto rango del municipio fueron vacunados el 6 de febrero cuando aún no había recibido la dosis la mitad del personal de salud del Hospital.
El pueblo fundado a la vera del caudaloso río Santa Cruz hoy está en ebullición. El enojo ganó las calles, dejaron de lado el miedo y la indolencia habitual de pago chico y se animaron a pedir renuncias. En una semana ya llevan tres marchas, las dos primeras fueron un puñadito, pero ayer, sábado, tras el escándalo nacional por las vacunas, se sumó mucha más gente a las calles, "Alberto, pedile que renuncien", rezaban los letreros.
"Creo que hay un hartazgo de esta forma de hacer política, no pensé que la gente fuera a lo de Pepe, pero lo que pasó trasciende lo político", reflexiona ante LA NACION Adrián Suárez, concejal que radicó una denuncia para que se investiguen irregularidades con las vacunas. Suárez es del Frente de Todos, pero representa la oposición, dentro del oficialismo. Es de los pocos que se anima a cuestionar el clientelismo político de la actual gestión. "En el mes de las elecciones, en 2019, se dieron $3 millones de ayuda social, en plena pandemia apenas $500 mil", detalla y agrega "las elecciones la ganan con la plata que es de todos los vecinos".
De radical a kirchnerista
Para entender hoy Piedra Buena hay que remontarse a la década de los ´90, donde el radicalismo gobernaba fuerte y "Pepe" Boldovic era un funcionario municipal, todo terreno, funcionario de intendencias radicales. De hecho, él era radical. Sin embargo, en la elección de 1999, seducido por el entonces gobernador Néstor Kirchner, se postuló a intendente por el Frente para la Victoria. Hubo un empate técnico y la junta electoral, en Río Gallegos, definió la elección por un voto a favor de Boldovic. Allí nació la estirpe, y, también, los "pepistas".
"Los Boldovic son de los Boldovic", define ante LA NACION un histórico dirigente del PJ santacruceño. En los primeros años de intendencia, colgaba la rendición cuatrimestral en la puerta del municipio para que todos la vean, costumbre que perdió con los años y empezaron a crecer los favoritismos.
Boldovic se impuso cuatro elecciones seguidas, fue intendente entre 1999-2015 y se erigió como un caudillo imbatible. En el camino, preparó a su hijo, Federico, quien luego de recibirse de abogado volvió al pueblo a seguir los pasos del padre. Siempre dentro del kirchnerismo, pero en los últimos tiempos más cercano a Kolina, la agrupación de la gobernadora Alicia Kirchner. Antes de ser intendente, fue diputado por Pueblo (2011-2015), tiempos en los que acompañó los proyectos camporistas en la Legislatura.
Censura local
Pensar distinto, opinar diferente, es solo para valientes en Piedra Buena. Para Ida Jorgenssen, exconcejal por la UCR, la gente en el pueblo tiene miedo a expresarse, y grafica "si piensa diferente, saben que si lo dicen, cae un puntero de los Bodlovic y les recuerdan como puede caerse cualquier beneficio que hayan recibido por vivir aquí". Y agrega: "Cuando fui concejal, presenté gran cantidad de pedidos de informes sobre la gestión. Nunca, pero nunca, me respondieron ninguno".
Bodlovic administra un presupuesto de 716 millones de pesos. De los 10.000 habitantes, 902 son empleados municipales; el resto, se distribuye entre personal de salud, docente, policía y organismos provinciales. El control se filtra en cada rincón, como los caprichos del intendente, que en 2019 ordenó pintar cuanta pared hubiera en la ciudad, incluidas las escuelas, del color morado que identificaba su lema. En campaña, los empleados municipales, vestidos de camperas moradas, salían a repartir sus boletas y nadie podía negarse.
De color morado también son los flyers que por estos días circulan en diferentes perfiles de Facebook tildando de "intento de golpe" a quienes salían a manifestarse en las calles. Los militantes digitales dan su apoyo al intendente y a Cesar Alarcón, el presidente del concejo deliberante, referente de La Cámpora en la localidad, que también se benefició con la Sputnik V.
Paola Mansilla es empleada municipal y lleva adelante una causa contra el municipio: reclama que le paguen las asignaciones familiares adeudadas. En 2015, el municipio había decretado pagar la misma escala que Anses. Mansilla inició un amparo por falta de pago, pero nadie en el municipio se animó a sumarse. El juez Renato Manucci no dio lugar al amparo y ella inició la causa por vía administrativa. En el transcurso, el municipio derogó el decreto.
Manucci, el juez de primera instancia, único juzgado en la ciudad, es el cuñado del intendente Boldovic, hermano de la esposa. Ella es Bernardita Manucci, jueza de Paz de la ciudad, nombrada por decreto de Alicia Kirchner. La denuncia por las vacunas, el concejal Suárez la presentó en el juzgado Penal de Puerto Santa Cruz, con competencia en Piedra Buena. Salvo por ese juzgado, todos los flancos parecen protegidos en Piedra Buena a favor de los Boldovic. Sin embargo, algo de ese férreo poder ahora está impactado por los cuestionamientos sociales.