El mensaje del intendente Pablo Grasso al gobierno provincial, conlleva una mezcla de ultimátum y grito desesperado. En diciembre el municipio de Río Gallegos tuvo complicaciones para pagar sueldos y el jefe comunal avizora que las cosas no solo no van a mejorar a corto plazo, sino que probablemente empeoren.

Consciente de que se terminó la época de las generosas asistencias financieras de la Nación o de la Provincia, Pablo Grasso salió a marcar territorio en una jugada de alto riesgo que podría signar el futuro de su gestión de acuerdo a cómo reciba el gobernador Claudio Vidal la recomendación de una mejor distribución, sobre todo entre "la clase trabajadora" a la que el intendente dijo pertenecer.

Con el argumento de oponerse al DNU del gobierno nacional que ajusta las cuentas del Estado con recortes en varias áreas, el intendente, Pablo Grasso, convocó a una multisectorial desde donde cuestionó las medidas de Javier Milei, y colocándolo en un mismo plano junto al libertario lanzó críticas y sugerencias al gobierno de Claudio Vidal.

El intendente sacó cuentas y concluyó que por la suba del dólar que impulsó el gobierno nacional, Santa Cruz va a derrochar dinero en los próximos meses.

"Tenemos un Estado que va a tener el doble de ingresos, porque un dólar a 380 pasarlo a 800 es regalías, entonces automáticamente las regalías aumentan más del doble, entonces hay plata en la provincia de Santa Cruz. Nosotros queremos que la plata sea distribuida de otra forma", expresó Grasso ante el auditorio que se reunió en el Teatro Municipal.

Se apuró en aclarar que no se trataba de, "hablar en contra de otro, no quiero que mañana digan, ´Pablo está en contra de´…lo que digo es, la política de distribución tiene que ser distinta, remarcó.

"Venimos de la clase trabajadora", apuntó Grasso para referir que las medidas de ajuste del presidente Javier Milei, van a repercutir en los bolsillos de quienes viven de un salario, "saben lo que salía el precio de la nafta hace dos meses y saben lo que sale ahora; vayan a comprar un vehículo un año atrás y vayan a comprarlo ahora", comparó.

Lo cierto es que si bien las afirmaciones del intendente Grasso están sustentadas en la evidencia y el rigor de los números, la realidad es que no se trata de una revelación ni mucho menos de una novedad.

Solo en el último año de mandato del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, el dólar aumentó más de un 100% pasando de $ 175 en diciembre de 2022 a los $ 360 que cotizaba cuando asumió Javier Milei el 10 en diciembre de 2023. Cuando inició su mandato la dupla Fernández-Fernández, el dólar cotizaba a $ 63.

Es decir, no es nuevo que la devaluación de la moneda argentina aumenta los ingresos por regalías hidrocarburíferas que percibe Santa Cruz.

La única novedad en las afirmaciones del intendente Pablo Grasso es que ahora se animó a decir lo que durante muchos años calló, al igual que la totalidad de los intendentes kirchneristas que por décadas aceptaron complacientes que el gobierno provincial recaudara a valores actualizados por el dólar o la inflación, y luego distribuyera hacia los municipios dinero para sueldos y obras bajo el elegante eufemismo de "aportes del tesoro provincial".

Durante décadas los intendentes toleraron este círculo vicioso, temerosos o culposos por gastar más de lo que ingresan a sus arcas.

Un esquema al que el gobierno de Claudio Vidal prometió ponerle fin para que los municipios comiencen a administrar sus cuentas de manera autónoma y con los riesgos que ello implica.

Quizás el clamor de Grasso en el Teatro Municipal encuentre aquí la razón de fondo de una convocatoria con la excusa Milei.