Las elecciones que concluyeron el viernes en la seccional Santa Cruz del Sindicato Argentino de Televisión, dejaron varios elementos para el análisis y a la par desafíos inmediatos para la nueva conducción.
El primer de ellos es lograr cerrar la grieta en el mayor gremio de la comunicación, que paradójicamente nació de una ruptura. Allá por los primeros meses de1983, con la inminente retirada del gobierno de facto en Santa Cruz, comenzamos con un grupo de trabajadores del estado a peticionar una serie de condiciones de trabajo que definieran nuestra actividad en los medios.
La prioridad era establecer actividades básicas, dentro de las ramas técnicas, operativas y administrativas. Así fue como, después de una serie de reuniones se definió un adicional por actividad diferenciada de un 25 por ciento sobre la asignación salarial. También se eliminó el tope de 40 horas extras vigentes a ese momento.
Los trabajadores de los medios estatales y privados nos habíamos unido en una naciente asociación que pretendíamos defendiera los derechos laborales del sector. Confluíamos allí empleados de LU14 Radio Provincia de Santa Cruz, LU 12 Radio Río Gallegos, diario La Opinión Austral, Correo del Sur, Canal 9 y el naciente Canal 2, además de la Imprenta Oficial.
Pero como suele suceder, en la normalización y elección de autoridades la grieta de la política apareció casi de inmediato. Venían las elecciones presidenciales de Octubre de 1983 y las diferencias políticas e ideológicas afloraron de inmediato.
Los trabajadores del estado teníamos referentes en cada uno de los medios. Así por ejemplo Gabriel Esteban Aguirre, Osvaldo Mondelo y yo representábamos a los estatales en una hipotética conducción de la flamante Asociación de Trabajadores de Medios de Comunicación Social, cuya sigla era la pomposa Astramecos, como empezó a llamarse.
Los primeros días del mes de octubre marcaban la efervescencia previa a la elección. En el afán del posicionamiento y apoyo hubo un apresuramiento metodológico: suscribir la adhesión de la entidad a las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas. Para nuestra desazón esto fue rápidamente aprovechado para fustigarnos duramente en la asamblea de la naciente ASTRAMECOS.
La frutilla del postre es que quien firmó apoyando a la Seis Dos, “Gabito” Aguirre, no tuvo en cuenta que esa adhesión era con la 62 paralela. La discusión en la asamblea se postergó desde las 20 horas de ese viernes hasta las 04 de la madrugada del día siguiente aproximadamente.
El resultado fue la fractura casi insalvable de los sectores que conformaban la naciente entidad gremial. De esa grieta nació el Sindicato Argentino de Televisión, organizado a partir de la llegada de dirigentes de la ya normalizada Seccional Tierra del Fuego, que encabezaba el futuro intendente de Ushuaia, Carlos Manfredotti.
Me tocó a mí en el año 1985 conducir la primera comisión Ejecutiva de la Seccional y se buscó y logró después de una lucha prolongada la aplicación de los Convenios Colectivos en los canales de Televisión de Circuito Cerrado, la sanción de la Ley de Locutores en Canal 9, así como la aplicación del Convenio Colectivo 131/75, con una serie de mejoras salariales y laborales.
En ese derrotero pusimos en marcha la Obra Sociales de los Trabajadores de Televisión con la cobertura al ciento por ciento de los medicamentos a los afiliados al Sindicato. A partir de gestiones realizadas ante el Comité Federal de Radiodifusión se derogó la prohibición de emitir publicidad que la Ley 22285, de la dictadura militar imponía a varios canales de las provincias, entre ellos LU85 TV Canal 9 de Santa Cruz.
Previo a esto se había obtenido la figura de Ente Autárquico del Canal, marco legal que sobrevivió hasta la creación de la Agencia de Medios Audiovisuales, AMA. Pero tal vez el mayor logro estuvo dado en convenir con la entonces Universidad Federal de la Patagonia Austral, hoy UNPA, la puesta en marcha de la carrera de comunicación Social arrancando con el dictado de una Tecnicatura en Comunicación Social, años más tarde convertida en Licenciatura.
Se obtuvieron predios destinados a camping y recreación, en Río Gallegos, Puerto Deseado, Caleta Olivia. A partir de un juicio por falta de aportes en El Calafate se contó con un predio donde años más tarde se construyó un complejo turístico, al igual que en Río Gallegos.
Después de una prolongada medida de fuerza en el Canal 2 de Río Gallegos, en la semana santa de 1988, se acordó con la empresa, el incremento de bonificación por zona desfavorable, pago de riesgo por trabajo en altura a centímetros de las líneas de alta tensión para los instaladores, refrigerio pago y distribución de las ganancias por instalación a nuevos abonados que eran repartidos entre el personal de los cables.
Sin dudas el mayor mérito para la conducción saliente haya sido la concreción de varias obras, como la remodelación y ampliación de la sede de Caleta Olivia, dotándola de servicios de alojamiento, mejoramiento y ampliación en Puerto Deseado, refacción en la sede de Río Gallegos, construcción del camping en Río Gallegos, en las adyacencias del Autódromo local y el espléndido complejo turístico de El Calafate.
Contar con el apoyo y financiamiento del Consejo Directivo Nacional a través del Fondo de Turismo, al que los trabajadores del sector aportan el uno por ciento de su salario ha sido primordial.
Pero no sólo de obras vive el hombre, lograr una presencia permanente en el interior provincial no es cosa fácil. Requiere de recursos y compromiso, fundamentalmente. También la cuestión salarial jugó un rol preponderante , en especial en el sector de los trabajadores del canal estatal, atados a una pauta generalizada que el gobierno aplicó a todos los sectores gremiales, casi sin diferencias.
Evidentemente esta conducción saliente no logró generar una afinidad ni obtuvo una conducción que culminara con la resistencia de los trabajadores, que lejos de ceder se mantuvo y amplió con el paso de los mandatos. En 2014 fue electa por un voto de diferencia.
En la elección anterior, en el año 2018 la victoria fue por 5 sufragios cifra que ejemplifica lo que estamos comentando. Evidentemente no se pudo lograr la tan denominada “empatía” y el resultado se manifiesta con las cifras de las elecciones que concluyeron el viernes pasado.
El 57 por ciento de los afiliados optó por darle la oportunidad de conducir los destinos de la seccional Santa Cruz a a la nueva Comisión Ejecutiva, provocando un hecho histórico. El desgaste sumado a los quiebres provocados por la salida de valiosos dirigentes como Sergio Robledo, Cristian Urrutia, Juan Carlos Pizarro y Emilio Orellana, representantes de sectores privados y del estado fueron la sentencia que llegó con las urnas este viernes 13 de mayo.
Quedan varios desafíos. El primero de ellos lograr una unidad palpable y verdadera, además de luchar por el mantenimiento de las conquistas laborales, salariales, de derechos y edilicias. En ese camino mis mejores deseos de éxitos.
*El autor es periodista y locutor, fundador del Sindicato Argentino de Televisión Seccional Santa Cruz, hoy SATSAID.