RIO GALLEGOS.- La inexcusable derrota del Frente de Todos y de SER a manos del frente opositor dejó un tendal de perdedores entre los que se incluyen la gobernadora Alicia Kirchner, -que busca culpables dentro de su gabinete-, el intendente Pablo Grasso, y el petrolero Claudio Vidal y su "armador", el exintendente radical Roberto Giubetich. Por el lado de los ganadores, la nota la dio la irrupción del joven concejal Leonardo Roquel, que encabezó el triunfo en la capital provincial, aunque la gran ganadora fue la diputada nacional Roxana Reyes.
El domingo de las PASO, Río Gallegos se convirtió en la capital provincial del triunfo para el frente opositor, Cambia Santa Cruz, y en la meca de la derrota de los dos kirchnerismos que impactó de lleno en el gobierno de Alicia Kirchner y en la intendencia de Pablo Grasso, los mentores de la lista oficialista.
Los más de 35 puntos de diferencia por los que perdió la lista del Frente de Todos encabezada por el intendente de Puerto Deseado, Gustavo Kaky González, a manos del frente Cambia Santa Cruz que lideró la diputada nacional Roxana Reyes, y el peor resultado del petrolero Claudio Vidal que quedó 40 puntos abajo dejó sin excusas al oficialismo y con muy pocas respuestas. Y muchos culpables que por estas horas están siendo buscados bajo amenaza de expulsión y pedidos de renuncia.
Los números fríos e irrefutables
El frente Cambia Santa Cruz obtuvo en Río Gallegos 30.430 votos, un 55,66%, más de la mitad de los 58.808 votos que sumó en toda la provincia.
En Gallegos, la fuerza electoral la traccionaron, el concejal Leonardo Roquel, la profesora Gabriela Mestelán de Encuentro Ciudadano y la diputada Roxana Reyes.
En segundo lugar se ubicó el FdT, con 11.012 votos, el 20,14%; y luego el SER con 8.675 votos, 15,87% . Los 35 puntos de diferencia sobre el segundo y los 40 puntos sobre el tercero a favor de Cambia Santa Cruz, hablan a todas luces de una derrota sin precedentes del kirchnerismo en la capital provincial. Difícil de remontar, por otra parte.
El Frente de Izquierda con 3.540 votos, y el MAS con 1.013 votos completan el cuadro.
Mariscales de la derrota, se buscan
Mas allá de los errores procedimentales de la campaña oficialista entre los que se puede enumerar, la floja entidad de los candidatos del FdT sin conocimiento público, ni suficiente respaldo interno, sin carisma propio, ni un discurso sólido ni convincente; la razón más evidente de la derrota del kirchnerismo es la escisión de Claudio Vidal que se presentó por fuera del oficialismo que lo cobijó en 2019.
¿Quién permitió que el dirigente petrolero dejara el redil, o de quién fue la estrategia de ir a las PASO con dos listas kirchneristas para alcanzar dos bancas de diputados aún a costa de perder la elección? Difícil saberlo, menos después de una derrota estrepitosa, pero de lo que no hay dudas es que quien avaló el plan electoral del FdT fue la gobernadora Alicia Kirchner. Y cuesta creer que Máximo Kirchner y Cristina no estuvieran al tanto del diseño.
Por estas horas la gobernadora Alicia Kirchner evalúa cambios en su gabinete, pensando más en hallar a los responsables de la paupérrima cosecha de votos del FdT, que en hurgar en los errores de su propia gestión que pudieron haber motivado el voto de muchos santacruceños tras un año y medio de pandemia, sin clases, con los comercios cerrados y con los salarios estatales relegados respecto de la inflación y de la siempre ascendente recaudación provincial.
Sobraron motivos para que el electorado le diera la espalda al kirchnerismo en Río Gallegos principal caja de resonancia de las erráticas prácticas del gobierno.
El otro perdedor es el intendente Pablo Grasso, quién impulsó a su funcionaria del área de Comercio Moira Lanesán como segunda en la lista del FdT, y dispuso de la estructura municipal al servicio de la campaña proselitista. También el SOEM el sindicato de los municipales trabajó para el Frente de Todos.
El revés electoral en Río Gallegos sin dudas también plebiscitó negativamente la gestión de Grasso.
Por su parte Claudio Vidal, que creció en cantidad de votos respecto de la elección de 2019, no pudo hacer pie en la capital provincial donde esperaba cosechar los votos que lo consoliden como un candidato provincial que aspira a la gobernación en 2023.
El responsable de su estrategia en Gallegos, fue el exintendente, Roberto Giúbetich, quien acostumbrado a lidiar en internas dentro del radicalismo, no supo arrimarle a Vidal los votos de peronistas disconformes o del electorado independiente. Está claro que el radicalismo no solo no sintió la ausencia de Giúbetich.