[caption id="attachment_10395" align="alignleft" width="300"]De vido golpe Los intendentes desfilaban por el despacho de De Vido donde López les pagaba y los arengaba[/caption] Por Héctor Barabino.- José Francisco López llegó de joven a Santa Cruz en los ochenta, "Tucumano, pullover escote en V, zapatillas de lona, y una guitarra", lo recuerda una testigo que supo recibirlo en su casa, "la muchacha la consiguió acá, era el novio de una amiga", aclara, quien lo describió "casi un Palito Ortega  extraviado en la patagonia". Pero rápidamente López encontró el rumbo. Comenzó a trabajar en el municipio de Río Gallegos en la intendencia de Néstor Kirchner, y rápidamente pasó a integrar el staff de privilegiados que rodearon al futuro presidente de la nación, junto a Julio De Vido, y Carlos Zannini. Durante la primera gobernación de Néstor Kirchner quedó al frente del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda, (IDUV), y desde allí saltó a la Secretaría de Obras Públicas, junto al Ministro de Economía, Julio de Vido. Con Néstor Kirchner en la presidencia José López accedió a manejar la caja mayor, la que disciplinaba a intendentes del conurbano bonaerense, y a la mayoría de los gobernadores. "Más Cerca, Más Ciudad, Más Argentina, Más Patria" Hablen con JulioEn 2003 Jose López se fue de la provincia de Santa Cruz pero no del poder local. Por el contrario, se convirtió en el hombre que a instancias de De Vido manejaba las decisiones nacionales de cuanta obra pública debía construirse en cada municipio de la Provincia. En 2006 el esquema de corrupción en la obra pública provincial comenzaba a vislumbrarse, se licitaban obras con señalamiento de las empresas que debían construirla, en Santa Cruz, la privilegiada fue Austral Construcciones. Fue en este marco que renunció el gobernador Sergio Acevedo cuando desde Nación le pidieron un adelanto de certificación de obra, que se parecía mucho a una coima y Acevedo se negó. Con Daniel Peralta en la gobernación el esquema se sostuvo sin sobresaltos, hasta que en 2011 el mandatario se pelea con Cristina por consejo de Máximo y sus seguidores de La Cámpora, y  el eje Nación-Provincia-Municipio, se estrelló. Con la declaración de guerra a Peralta se imprimió el nuevo lema: "Más cerca, Más Ciudad, Más Argentina, Más  Patria”. Al diablo con la Provincia. Los intendentes sin escrúpulos, ni mucho menos, lealtades, rápidamente se encolumnaron detrás de "la Jefa", quien delegaba en Julio De Vido, y José López, su odio a Peralta, y lo más importante: los millones en obra pública para la Provincia. Nación licitaba, colocaba el cartel de obra, enviaba el dinero, los municipios pagaban,  los intendentes inauguraban, y nadie controlaba. Todos contentos. Los jefes comunales peregrinaban hacia el despacho de De Vido pidiendo plata no solo para obras, sino también para sueldos. Orgullosos del  nuevo status de intendentes “nacionales” agradecían "a la compañera presidenta” que cada fin de mes les tiraba una soga que descomprimía el descontento de los municipales que cobraban con sobresaltos. Agradecían a Cristina, pero el cheque lo firmaba y lo entregaba, José López, "Lopecito".