Tortuga frente al TSJ En el esplendor o en su agonía el modelo que gobierna Santa Cruz pareciera ser un rehén de su propio absolutismo metodológico. Por simple definición a quien utiliza mecanismos que se encuentran en abierta contradicción con la libertad debemos denominarlo autoritario o despótico y en Santa Cruz la libertad es vapuleada desde el poder insistentemente y sin vacilar. Una Ley de Lemas que manipula voluntades, una justicia sigilosa y, cómplice del poder político, que evita afectar sus despreciables intereses, suspensiones arbitrarias de negociaciones colectivas y el ninguneo provocativo de una dilación irresponsable, importantes medios de prensa lacayos del gobierno de turno que piensan a la libertad de expresión como una función del Estado, mecanismos ultrajantes como las listas negras para quebrantar luchas, paritarias en espacios físicos pertenecientes a los aparatos represivos del Estado, demoras injustificadas y aprietes solapados de la policía a congresales de ADOSAC, son solo algunas muestras de un ejercicio de poder unilateral y opresivo que nunca ha pretendido el bienestar social a través del diálogo y el consenso. El autoritarismo y su impunidad han caracterizado a los gobiernos en Santa Cruz por décadas, utilizando la coerción y el disciplinamiento como modus operandi de una ideología que paradójicamente muestra el desprecio por los Derechos Humanos y la demagogia de su utilización coyuntural. Los trabajadores en nuestra provincia, hemos padecido la intervención represiva de la Gendarmería, los atropellos violentos y cobardes de la patota de la UOCRA, la homicida acción de un asesino como Varizat, el ataque premeditado a un vehículo gremial, contramarchas orquestadas por “padres funcionarios”, descuentos, y diversos mecanismos de un modelo reaccionario y sin más crédito social. La lógica funcional del Kirchnerismo se desmorona inevitablemente, la fuerza de la unidad junto a la coherencia de espacios sindicales que luchan, terminan por acentuar el debilitamiento de un gobierno desacreditado en su palabra y en su acción. A 40 días de haber comenzado nuestro plan de lucha (24 de febrero) la legitimidad de nuestro reclamo enfrenta salarios congelados, una CSS intervenida que degrada nuestra salud, edificios escolares abandonados, el vaciamiento artero de la CPS, el ahogo financiero de gremios que luchan, a través de la retención de sus aportes, vaciamiento de la educación publica, falta de concursos, clientelismo explicito a través del Plan Fines, precarización laboral, despidos, etc. Postales de una provincia al borde de una crisis social sin precedentes en donde nuestra militancia solidaria y nuestro compromiso social convierten diariamente a las acciones colectivas en herramientas de transformación. La lucha continúa…   A.DO.SA.C