EL CALAFATE.-Durante el Foro Internacional de Artistas celebrado enero pasado uno de los legados ma de una veintena de artistas realizaron un mural colectivo realizado en mosaico, que reflejaba la flora y fauna patagónica. Sin embargo, un acto de vandalismo empañó durante unos días esta obra artística, llevándola a un estado de deterioro que preocupó a las artistas que participaron.
Ahora, gracias a la intervención de la profesora Alejandra Martin y el equipo de artistas locales que fue parte activa de la creación, la obra renace restaurada, y con ella, la reflexión sobre la naturaleza de las creaciones urbanas.
Alejandra Martin, quien estuvo a cargo de la restauración, explicó en una entrevista cómo fue posible recuperar el mural y qué desafíos presentaron los daños. "Yo entiendo las leyes del juego, es así, uno sabe que puede pasar porque está al aire libre, al alcance de cualquier persona, es algo que se entiende, no me afecta. Sí me sentiría mal si lo hubiera roto, si hubieran levantado los mosaicos, las cerámicas, porque hay que reconstruir esa parte, sí, me hubiera sentido más apenada, pero es la limpieza nada más, uno sabe que puede pasar" comenta la artista con una mirada comprensiva hacia el vandalismo sufrido por el mural.
Cuando trascendió el hecho, las artistas locales recibieron muchos llamados de sus colegas de todo el país y del exterior que participaron de la obra a las que ahora les llevan tranquilidad de que la obra ya está restaurada en un 100 por ciento.
Alejandra destaca también destacó los beneficios y la nobleza de usar cerámicas para la obra que permiten ser limpiadas y restauradas con mayor facilidad que otras técnicas o materiales.
El mural, una obra de gran formato que conjuga elementos de la naturaleza patagónica con la cultura local, vuelve a brillar con la frescura de su originalidad, y se encuentra ubicado en las escaleras peatonales que conectan la Avenida Libertador al 1000 con la vieja terminal de ómnibus.
La comunidad, que inicialmente se sintió consternada por el vandalismo, en los próximos días podrá apreciar también una instalación donde se pondrá el nombre definitivo a la obra y el de los artistas que participaron.
A medida que el mural recupera su esplendor, se reafirma la idea de que el arte en la calle es una forma de expresión que pertenece a todos, pero también es vulnerable a las intervenciones externas. El caso de El Calafate es un recordatorio de cómo, incluso ante el daño, el arte tiene la capacidad de restaurarse y, en muchos casos, crecer más fuerte a través del proceso.
El mural colectivo de El Calafate no solo resiste el paso del tiempo y el vandalismo, sino que también encarna la resiliencia de una comunidad que se aferra a sus símbolos, su cultura y, por supuesto, a su capacidad de reconstruir y reinventar el arte en la vía pública.