SANTA CRUZ.- En la Patagonia argentina, los alambrados que rodean propiedades y rutas se han convertido en un obstáculo letal para los guanacos. Un estudio reciente, liderado por el biólogo Emiliano Donadío, busca revertir esta situación, evaluando la efectividad de acciones concretas que podrían reducir significativamente la mortalidad de estos animales en la región.

El trabajo, que se desarrolla en el Parque Patagonia y el Parque Nacional Monte León, tiene como objetivo comprobar si la remoción de la última hebra de alambre en los cercos—una medida aparentemente sencilla—puede prevenir que los guanacos queden atrapados y mueran. Los investigadores del CONICET recorren mensualmente un tramo de 22,5 kilómetros de alambrados modificados, comparando los resultados con áreas donde el alambrado permanece intacto.

Las primeras observaciones son impactantes: se estima que alrededor de 27.000 guanacos mueren cada año enredados en estos alambrados. Esta cifra, alarmante en sí misma, pone en evidencia la urgencia de implementar soluciones efectivas. Además, el estudio se extiende a evaluar los atropellamientos de guanacos en las rutas cercanas a áreas protegidas, con el fin de identificar puntos críticos y plantear medidas de prevención.

Donadío subraya que este trabajo no solo tiene implicaciones locales, sino que podría influir en las políticas de conservación a nivel regional y en otros países donde el guanaco habita, como Chile, Bolivia, Perú y Paraguay. La posibilidad de adaptar los cercos para proteger a los guanacos podría marcar un antes y un después en la gestión de la fauna silvestre en la Patagonia y más allá.

La remoción de la hebra superior de los alambrados podría convertirse en una herramienta clave para la conservación, ayudando a restaurar las poblaciones de guanacos y preservando la biodiversidad patagónica en su conjunto.

Foto: Franco Bucci