“Hijito usted cuídelo a su hermano y cuénteme cuando lo venga a buscar como le fue en la escuela” dice Rosa Caballero a su hijo Venancio que junto al pequeño Basilio Coronel asisten a su primer día de clases en la flamante escuela Nº 1 de Río Gallegos.
Rosa, una tehuelche de gran estampa se siente feliz de que sus hijos reciban enseñanza y formación educativa. Su compañero de vida se llama Manuel Coronel, un gaucho que, dicen, vino de Malvinas a trabajar en los campos santacruceños.
La vida de los Coronel transcurrió entre las guanaqueadas en la estepa patagónica cercana al río Santa Cruz y su contacto con las autoridades como los gobernadores Moyano y Lista. Pero fue con este último con quien afianzaron una relación.
“Pase Rosa, pase” le dice la directora del establecimiento María Raggio de Battini abriendo de par en par la puerta de la casa de chapas de zinc y madera que servirá de edificio para el establecimiento educativo.
Venancio y Basilio se acercan tímidamente a los otros tres alumnos con quienes compartirán las jornadas de clases. La pequeña Matilde Noya mira con picardía a sus compañeros y le habla a su amigo Luciano Carrera preguntándole por el niño que solloza en un rincón de la escuela. Se trata de un pequeño de apellido italiano llamado Victorio Pezzoto.
“Venancio deme esa gomera, que aquí se viene a estudiar” dice mamá Rosa reprendiendo a su hijo mayor quien tiene una adicción muy fuerte a la caza de pájaros en la pequeña capital. Río Gallegos cuenta con 445 habitantes cuando corría más de la mitad del año 1.888.
Era un 17 de agosto y se habían cumplido 38 años de la muerte del Padre de la Patria en su destino de autoexilio que don José de San Martín había elegido en la francesa ciudad de Boulogne Sur Mer.
A paso firme viene llegando el gobernador Ramón Lista eufórico de completar su primera acción en pos del desarrollo de la educación en esta parte austral de Argentina.
Al verla no puede evitar abrazarla efusivamente a la par que les menciona los presentes “señores esta es doña Rosa Caballero, esposa de Manuel Coronel, personas que me han asistido en todo lo que hice, aun antes de ser gobernador. Ella cocinaba las mejores tortas fritas que nosotros nos llevábamos cuando salíamos al campo a cumplir con los trabajos de relevamiento científico”, dice sonriendo el gobernador.
Además quiero que sepan que han hecho patria y defendieron la soberanía nacional. Ellos ocuparon el fuerte que los chilenos construyeron en el año 1873, originándose el primer conflicto de límites. Por eso le llamaban “el rancho Coronel” dice el gobernador Lista.
La historia de los Coronel es la historia viva de los que llegaron de otras latitudes, como Manuel y su unión a Rosa Caballero mujer de origen tehuelche. Manuel acompañó cuanta expedición científica hubiera, ofreciendo su conocimiento de la geografía y la colaboración de sus parientes originarios.
“Estoy tramitando la entrega de algunos lotes de campo” añade el gobernador Lista mientras hace tiempo para el comienzo del acto inaugural. Himno nacional, corte de cintas, aplausos y abrazos entre la concurrencia.
Antes de concluir la jornada la directora Raggio de Battini le pregunta a Rosa por las partidas de nacimiento y bautismo, que considera imprescindibles para completar la documentación escolar.
“Sí señora…aquí las tiene. Como puede ver Venancio es el mayor ya que nació el primero de abril de 1880 y Basilio casi tres años después el 7 de enero de 1883, bautizados ambos en la iglesia de la antigua capital, en Puerto Santa Cruz.
“Perfecto, mañana los espero por aquí porque vamos a comenzar las clases con una jornada de adaptación de por lo menos dos horas”, dice seria la directora y maestra. Los pequeños alumnos se retiran sin saber que han sido protagonistas de uno de los acontecimientos más importantes de la historia educativa santacruceña.
Con el paso de los años, el destino de los cinco alumnos fue disímil. En cuanto a Matilde Noya, la niña sonriente de mirada chispeante unió su vida a Guillermo Clark, uno de los estancieros del naciente Territorio. Un 16 de noviembre de 1901 contrae enlace en la iglesia catedral de Río Gallegos. Una vida dedicada a la producción ovina.
En tanto Luciano Carrera fue un personaje sumamente importante en nuestro medio. Además de su actuación en las entidades de bien público, fue un actor importante en la cultura local. Puso en marcha el Cine que durante años llevó su nombre (Cine Carrera ) construido y puesto en funcionamiento en sociedad con Marcelino López, con quien compartía otro emprendimiento siendo ambos propietarios del Cine Teatro Colón.
También ocupó las paginas judiciales luego de un escandaloso divorcio de María Rosa Ríquez en el que no faltaron acusaciones y denuncias cruzadas. Además fue un productor ganadero de la zona sur del Territorio.
Del “tanito” Victorio Pezzoto es muy poco lo que se sabe y lo más probable es que su familia haya decidido nuevos rumbos con posterioridad. En tanto la huella de los Coronel, aunque sin visibilización, continuó en la reserva de Camusu Aike con sus familiares tehuelches y un frustrado intento por ser productor ganadero en la zona de Puerto Santa Cruz que concluyó en el abandono de ese lote de campo.
Junto a otros pioneros les habían otorgado 2.500 hectáreas, una superficie reducida e inviable como actividad económica. Además el olvido de las promesas realizadas por las autoridades gubernamentales acerca de otorgarle los recursos para las compras de animales hizo inviable esta iniciativa.
Los Coronel como familia son unos de los tantos “olvidados” de la historia sin reconocimiento en alguna calle u otro edificio público. Por eso nos permitimos recordar una canción que lo homenajea:
Milonga de Manuel Coronel
Porque lo ignora la historia
A don Manuel Coronel
No figura en ningún libro
Ni siquiera en un papel
Manuel nació malvinero
Baqueano, arriero y cantor
Amigo de Ramón Lista
Quien fuera gobernador
Supo ganarse el sustento
Siempre tuvo esa virtud
De andar cazando guanacos
O boleando algún ñandú
Si lo habrán visto llegar
En noches de luna llena
Allá por el Paso Ibañez
Que ahora llaman
Piedrabuena
Si se lo digo en estrofas
Tal vez lo entienda mejor
Hay un libro pa los gauchos
Que lo cuenta el payador
El viento le gastó el poncho
De tanto andar galopando
Y en campos santacruceños
Su estampa se fue grabando
Durante toda su vida
Tuvo mujer aoni kenk
Que lo esperaba en el rancho
Feliz de verlo volver
La pucha si habrá hecho patria
Como otros gauchos también
Que se conozca la historia
De don Manuel Coronel.