EL CALAFATE.- Partieron el jueves a bordo de un avión monomotor; recorrieron 700 kilómetros desde Río Gallegos hasta Puerto Argentino y el regreso.

LA NACIÓN/ Mariela Arias.-

EL CALAFATE.- Cuatro argentinos cumplieron el sueño de volar hasta las Islas Malvinas piloteando su propio avión, dos de ellos repitieron la aventura que habían hecho hace diez años. Lo hicieron a bordo de un Cessna 182 monomotor y se arriesgaron a cruzar los 700 km de mar que separan el continente desde Río Gallegos hasta las islas. Tras pasar cuatro días en el archipiélago hoy iniciaron la vuelta con una primera parada en Río Gallegos.

Se trata de los pilotos civiles Alberto Obejero, Roberto Cazes, Christian Peinemann y Juan Carlos Guarco, oriundos de Coronel Pringles, quienes desde allá dieron sus primeras impresiones sobre el recibimiento en las islas y contaron algunos detalles de la visita.

Los pilotos de Coronel Pringles en Malvinas. Foto: A.Obejero.


“Es muy fuerte estar acá, recién estuvimos en toda la zona de la defensa antiaérea que rodea a la pista. Sentimos una emoción permanente, está todo tal cual quedó de aquella época y vamos encontrando los vestigios de la guerra. Se te llena el alma de congoja”, expresó Obejero a LA NACIÓN a través de un intercambio de mensajes por WhatsApp desde las Islas a poco de aterrizar allí el jueves pasado.

Explicó que tenían escasa conexión y que dependían de una antena de Starlink, desde la que les prestaban acceso a internet por unos minutos.

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Obejero y Cazes ya estuvieron hace diez años por primera vez en el mismo avión. “Somos cuatro amigos que nos gusta este tipo de aventuras”, resumen. “No es muy común este viaje en un monomotor, de las tres horas y media que vas volando sobre el mar, y sin nada que te apoye, durante 40 minutos quedás sin comunicaciones. Hasta que te empezás a comunicar con la torre de las islas, donde te van guiando”, detalla Obejero.

Él y sus amigos partieron el jueves a la madrugada desde Río Gallegos, desde la misma pista que utilizaba el legendario piloto y escritor francés Antoine De Saint-Exupéry durante sus vuelos de la Aeroposta Argentina. Allí, los pilotos de Coronel Pringles fueron asistidos por sus amigos del Aeroclub de Río Gallegos para facilitarles la partida al alba, algo que les garantizaba buen clima por unas horas.

La llegada al aeropuerto de Puerto Argentino fue sin inconvenientes. Los permisos para viajar los tramitaron ante el gobierno británico. “En 2014 viajamos por primera vez. El recibimiento fue muy ameno, la gente de la torre de control nos facilitó todo, los trámites de la Aduana y Migraciones fueron en cinco minutos, nos dijeron que disfrutemos y les avisemos cuando íbamos a partir”, indica el piloto.

A bordo de una camioneta recorriendo las islas y llegaron hasta el Cementerio de Darwin, donde se encuentran los restos de 232 de soldados argentinos de los 649 que cayeron en combate en 1982 .

Siguiendo las buenas condiciones meteorológicas hoy lunes, los pilotos iniciaron el regreso, desde Puerto Argentino hasta el aeroclub de Río Gallegos, en una travesía que suele ser más larga y difícil que la ida: “Porque el viento suele estar en contra, y la autonomía del avión, si bien alcanza es más justa. Además, si ya pasaste la mitad de camino hay que seguir, porque no hay punto de retorno”, dice.

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Pasado el mediodía, el aterrizaje de los cuatro pilotos de Coronel Pringles fue con total normalidad en el despejado cielo de Río Gallegos. Antes de posarse sobre la pista hicieron un sobrevuelo a modo de saludo a quienes los esperaban en tierra. Para su sorpresa, la llegada no pasó inadvertida: los esperaba la banda de música de la policía provincial y en la pista recibieron el saludo del jefe de Gabinete, Daniel Álvarez, y regalos de la Secretaría de Turismo de la ciudad y miembros del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas “José Honorio Ortega”. También recibieron el cálido abrazo de los miembros del Aeroclub de Río Gallegos, que fueron su soporte en tierra.