EL CALAFATE.- La entidad conservacionista sostiene que los alambrados que delimitan campos y rutas son barreras mortales para los guanacos debido a su altura superior al metro veinte, y que están estudiando una posible solución que consiste en quitar la última hebra para reducir la altura.
Un informe elaborado por Rewilding Argentina afirma que el impacto de los alambrados sobre la fauna silvestre es uno de los desafíos más importantes y con menor visibilidad para la conservación de la naturaleza en el nivel global.
Señala que en el mundo, millones de kilómetros de cercos crean barreras que dificultan o impiden el movimiento natural de los animales provocando muertes masivas que afectan a diversas especies, desde el guanaco en la Patagonia hasta ciervos y antílopes en otras partes del mundo.
Historia del guanaco
Este gran herbívoro nativo de la Patagonia evolucionó en Sudamérica hace aproximadamente un millón de años. Conforma una parte importante de la alimentación de otras especies, como el puma y el cóndor andino. Fue un sustento fundamental para la vida de los cazadores-recolectores que habitaron la región 9500 años antes del presente.
Emiliano Donadío es biólogo y director científico de Rewilding Argentina. Lidera un proyecto pionero en la región y dice que el motivo que los llevó a trabajar en esta problemática es la cantidad alarmante de guanacos que se observan muertos colgando de los alambrados en diferentes áreas de la Patagonia.
Para el científico, se trata de «una muerte completamente antinatural y que podría ser evitada».
Para comenzar a revertir esta situación, Rewilding inició un proyecto que busca documentar la magnitud del problema y evaluar la efectividad de algunas soluciones posibles.
«Estamos recorriendo diferentes zonas una vez al mes de dos sitios clave: el Parque Patagonia y el Parque Nacional Monte León», explica el biólogo.
Comenta que en Parque Patagonia están experimentando una medida de conservación que podría tener un impacto significativo, "quitar la última hebra de alambre, que idealmente debería estar por debajo del metro de altura", detalla.
Indican que esa última hebra por lo general supera el 1,20 metro de altura, y es la principal responsable de los enganches mortales de los guanacos. Esta experiencia nunca había sido implementada en la región.
El trabajo de campo
«Una vez al mes, recorremos 22,5 kilómetros de alambrado sin la hebra superior y contamos la cantidad de guanacos que hay enganchados ahí. Luego, comparamos estos números con los resultados de 22,5 kilómetros de alambrados cercanos que aún conservan la última hebra», detalla Donadío. Esta comparación permite determinar en qué medida la remoción del último alambre reduce el número de enganches y, por ende, la mortalidad de los guanacos.
Simultáneamente, se están evaluando los atropellamientos de guanacos en las rutas, especialmente en zonas vecinas a áreas protegidas, como el Parque Nacional Monte León y el Parque Patagonia. Si bien los incidentes viales que involucran guanacos representan menos del 2% del total de siniestros en las rutas de Santa Cruz, es importante identificar si existen puntos específicos donde estos incidentes son más frecuentes a fin de implementar medidas de mitigación.
«En los alrededores de Monte León por ahora solo estamos evaluando el número de enganches porque todos los alambrados mantienen la última hebra”, superior al metro de altura. Si en el futuro esta hebra fuera removida, tendríamos una línea de base que nos permitiría comparar si disminuyen los enganches a lo largo del tiempo”, señala.
Las cifras del informe de Rewilding
La organización estima que cada año mueren 27.000 guanacos enganchados en alambrados en la Patagonia.
Afirma que esta tasa de mortalidad es mayor que la que sufren otros grandes herbívoros en diferentes regiones del planeta. "Además de producir los enganches, los cercos actúan como barreras que impiden el movimiento natural de la fauna, fragmentan sus hábitats y reducen sus posibilidades de supervivencia", remarca el trabajo.
Desde Rewilding aseguran que, «Si los datos muestran que los animales se enganchan menos, esta medida podría convertirse en una herramienta probada y útil para la conservación del guanaco y sus movimientos migratorios en toda su distribución».
Además, la investigación podría producir cambios en la legislación sobre el manejo de alambrados en áreas protegidas que están incluidas en el área de distribución del guanaco, tanto en Argentina como en Chile, Bolivia, Perú y Paraguay.
El equilibrio ecológico
Aunque el guanaco es relativamente abundante en comparación con otras especies patagónicas, su supervivencia es crucial para el equilibrio ecológico de la Patagonia. “El guanaco se está recuperando de décadas y décadas de caza de control, que resultaron en una reducción dramática de sus poblaciones».
En algunos sectores se percibe al guanaco como una plaga debido a su creciente número. Emiliano Donadío explica que esta percepción es engañosa ya que, según estudios científicos de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos, la población actual de guanacos en Argentina representa apenas el 10% de la original.
Añade que las especies nativas rara vez se convierten en plagas, a menos que haya un desequilibrio ecológico significativo, como ocurrió con algunas especies de ciervos en Estados Unidos cuando se erradicó a sus depredadores (oso, lobo y puma). «El guanaco no es una plaga; es una especie que está volviendo a recuperar sus números naturales históricos», enfatiza Donadío.
Fuente: Rewilding Argentina.