LA NACIÓN / Mariela Arias.-
LAS HERAS.- Juan Carlos Martínez tiene 60 años, es tercera generación de productores ovinos en la Patagonia, sobrevivió a las cenizas del volcán Hudson en el ‘91, soportó la nevada del ‘95, los avatares económicos y es de los pocos que aún mantiene la producción ovina en Las Heras, donde la actividad minera y petrolera y las grandes extensiones de reservas naturales acorralan a los productores. Desde que empezó la nevada, estima que ya perdió 400 ovejas tapadas por la nieve.
“Estamos con mucha dificultad para poder acceder a los campos, las extensiones son muy grandes y realmente está complicado, después del Hudson somos pocos los productores ovinos que pudimos volver a los campos”, detalla Martínez vía telefónica a LA NACION, después de pasar el día, al igual que en las últimas semanas: abriendo camino de día para que a la noche la nieve vuelva a tapar en minutos la huella abierta.
Martínez se refiere a la explosión de cenizas del volcán Hudson ocurrida el 5 de agosto de 1991. Con los días, y por efecto del cambio de viento, la gran nube de cenizas del volcán fue llegando a Santa Cruz. Los restos volcánicos alcanzaron los 18.000 metros de altura y sepultaron 10 millones de hectáreas patagónicas bajo una capa inconmovible. Cerca de 600.000 ovejas de la región murieron por la falta de pasturas y agua, y un tendal de chacras y estancias quedaron arruinadas. Nada volvió a florecer durante años y pocos apostaban a la recuperación del lugar.
“En el ‘91 con el Hudson, yo administraba un campo al sur de Las Heras, en agosto fue la erupción, había un poco de nieve, pero los animales colapsaron por inhalación. El animal estaba en un 70% de la gestación, con el 80% de su peso de lana y le cayó encima toda la ceniza, murieron por inhalación. En ese momento perdimos el campo. Y en el que yo trabajaba lo cerraron”, detalla de esos años Martínez. Del área afectada en la provincia, desde el Río Chico al norte, se perdieron el 70% de los campos, de los cuales apenas un 40% se volvieron a poblar. Y a asegura que el 80% de los campos que quedaron solos sufrieron saqueos y vandalismos.
Martínez logró recuperarse a fuerza de trabajar en la industria petrolera y así solventar el alquiler de campos que le permitan seguir dedicándose a la actividad. Hoy su actividad la desarrolla a 40 km de Las Heras, -ciudad ubicada en el corazón petrolero de la provincia. Sobre la ruta provincial 16, de ripio; alquila la mitad de Saraí, una estancia de 60.000 hectáreas con poca agua y pastos duros donde tiene 5000 ovejas. Las fotos que comparte con los otros productores son desoladoras, aún no ha podido llegar a todo el ganado disperso, cuenta con fardos de alimentos acopiados, pero el acceso a los cuadros donde está la mayoría del ganado, sigue inaccesible.
“Nos agarró desprevenidos, hace 40 años era así, el invierno empezaba en mayo, pero ahora ya no estábamos acostumbrados a estas nevadas, fue muy de golpe, deben haber nevado 50 centímetros de una vez, a lo cual se sumó un viento blanco del sudeste, que desparramó la nieve dejando hondonadas con más de dos metros de nieve” cuenta Martínez, quien tiene personal en el campo, en un puesto y en la casa principal. Cuando ocurrió la primera nevada, los puesteros no pudieron salir por tres días de la casa.
A la nieve y el viento se sumaron varios días en que la temperatura descendió a -18° lo cual convirtió a la tierra en una enorme capa de hielo. Con la ayuda de una máquina de gran porte de una empresa petrolera, pudo empezar a abrir camino y reunirse primero con sus peones.
“Tenemos cuatro cuadros que son de siete mil hectáreas cada uno, pero uno está con mucha dificultad de acceso, cuesta andar con los caballos y ya hemos encontrado hacienda muerta”, detalla que, según sus estimaciones, hoy ya deben haber 400 animales muertos sepultados bajo la nieve.
La estancia que arrienda está atravesada por la ruta provincial 16, desde allí 7 km separan la ruta del casco de la estancia. La ruta está intransitable. “Estuvimos tres días para poder acceder, entramos con una motoniveladora y una retro, al tercer día, nuestro personal vino a caballo hasta la camioneta, porqué no podíamos llegar”. Con una motoniveladora prestada pudo llegar a un galpón donde tenía un tractor, pero ahora debe armar unas cadenas de gran porte para que el tractor pueda deslizarse en la nieve.
Martínez es tercera generación de productores, su bisabuelo materno vino desde España a principio de siglo al igual que su abuelo paterno y se establecieron en la zona. Su abuelo compró en la década del 30 la mitad del campo “La Chitita”, primero fue peón en ese campo y con el tiempo pudo ir comprándolo por partes. Hoy es un campo de engorde y recupero, se encuentra a 14 km de Las Heras, “cuando los animales están desmejorados, los traigo a este campo, les incorporo balanceado, pero ahora tuvimos que largarlos al campo porque los corrales se me llenaron de nieve”.
A diferencia de otros productores, Martínez tiene alimento que acopió antes del invierno, pero lo más difícil es entrar a los lugares más recónditos del campo; en uno de esos cuadros, tiene 1500 ovejas. “El 70% de nuestro campo es muy alto, lo vemos muy dificultoso llegar y no sabemos si las ovejas van a poder caminar entre la nieve, por más que le hagamos una huella, si no viene un deshielo muy grande, tenemos aún un julio muy complicado”, dice con amargura.
Él cree que solo la posibilidad de un deshielo que baje entre un 40 y 50% de la nieve va a salvar la hacienda. “Necesitamos que baje la nieve para que aparezcan los montes y los animales puedan incorporar algo de fibra en su cuerpo, hoy están masticando hielo”, relata.
La ruta provincial 16 atraviesa el campo, tras abrir un poco el camino con la ayuda de amigos, todos los días la recorren en camioneta y van tirando los fardos al costado de la tranquera para que los animales se acerquen al alimento. En las recorridas que hace y lo que le reportan sus peones asegura que las muertes hoy alcanzan a por lo menos 400 animales.
“Hasta el momento no hemos tenido ayuda para liberar los caminos, estamos en contacto con las autoridades del Consejo Agrario, pero aún no han llegado máquinas a ayudarnos a limpiar las rutas, desde la Rural de Las Heras pasamos la información al Comité de Operaciones de Emergencia para que sepan donde están los campos con gente que necesitan ayuda”. Martínez fue presidente de la Sociedad Rural de Las Heras, conoce cada campo del norte provincial y sus dueños y sus historias.
“El otro día íbamos llegando con la máquina, y vimos un grupo de ovejas muy debilitadas, echadas, cargamos once en la caja de la camioneta y las llevamos a la casa, y hoy ya estaban paradas”, detalla y acota: “es muy triste ver a los animales muertos, yo tengo 60 años, somos gente de campo, tengo pasión por la oveja, incluso me dediqué a la actividad del petróleo pero para poder financiar y seguir alquilando campos”.