A 80 kilómetros de Río Turbio, en la zona de Fuentes del Coyle, una de las zonas más golpeadas por las nevadas, Fernando Ajís enfrentó una travesía para llegar hasta su campo donde tiene el ganado
LA NACIÓN / Mariela Arias.-
EL CALAFATE, Santa Cruz.- A Fernando Ajís le llevó siete horas unir en tractor los 22 kilómetros que separan la ruta provincial 61 con el casco de la estancia Ketenk Aike, ubicada a 80 kilómetros de Río Turbio, en la zona de Fuentes del Coyle, una de las áreas que más precipitaciones níveas recibió en el último mes. Solo con un tractor abriendo camino y dos camionetas pudo llegar para encontrarse con los puesteros del campo. “Las ovejas aún pueden resistir unos días más, todo dependerá de cómo siga el clima”, aseguró el productor.
Si bien aún no encontraron animales muertos en su campo, sabe que sí ya empezaron a aparecer en campos vecinos. “Hace un mes empezó a nevar, después vino una segunda nevada, deshieló un poco, bajó unos 10 centímetros y volvió a nevar o sea que hoy tenemos hielo en el suelo y entre 40 y 50 centímetros de nieve parejo en todo el campo. El mayor problema son las grandes heladas y que los animales están sufriendo mucho”, detalló a LA NACION.
Por estos días, la Patagonia se ha convertido en la región más fría del mundo. La nieve temprana, las temperaturas que llevó el termómetro a -22°, las rutas cortadas que complican la llegada del alimento al ganado y un largo invierno por delante son un combo que tiene preocupado al sector productivo de la provincia. En las últimas horas se ha desplegado un operativo del Ejército Argentino en las zonas más afectadas. En el caso de Ajís, decidió intentar llegar con sus propios medios.
En Ketenk Aike, un campo ubicado a pocos kilómetros del cordón de Los Baguales, desde abril que las ovejas están en los campos de invernada, pero, a diferencia de otros inviernos, la nieve empezó en mayo y ya no se retiró. Para poder entrar al establecimiento trasladó un tractor 200 kilómetros desde la Estancia San Cristóbal ubicada sobre la ruta provincial 5. Lo hizo para abrir el camino para las camionetas y llegar hasta los trabajadores que se encuentran apostados en el campo.
“La ruta provincial 61 está cortada y nos metimos con el tractor y dos camionetas. Abriendo caminos, uno manejaba el tractor y dos las camionetas. Nos llevó siete horas hacer los 22 km porque en muchas partes las camionetas no pasaban, había que desencajarlas, frenar, empujar, seguir. Así logramos llegar en el día a la estancia”, contó.
“Teníamos la comunicación intermitente con nuestros empleados, porque hay una antena de SS Servicos, que funciona muy bien, pero con el fuerte temporal se taparon los paneles solares que da energía a los equipos y durante varios días la gente no podía salir afuera. Fue hasta que pudo salir a caballo un muchacho de un campo vecino y limpiar los paneles solares y, de esa forma, se carguen las baterías por algunas horas”, detalló Ajís.
Nieve en la Patagonia
Ajís encontró a sus empleados en buenas condiciones, con víveres y leña. Sin embargo, la situación del ganado ovino es delicada. “Aún no tenemos animales muertos en nuestro campo, pueden resistir unos días más”, expresó. Su reclamo es que Vialidad Provincial les abra la ruta 61 para poder llegar a los campos. “El problema es que toda la Patagonia está así, todos necesitamos el forraje de la zona de Trelew, transportarlo es muy difícil, las rutas para el norte están cortadas y los accesos a los campos están cortados, entonces los camiones, si llegaran hasta aquí, tampoco podrían entrar. No es fácil entregar el alimento y llegar a los lugares donde están los animales”, señaló.
“Lo que se dio este año es que nevó muy temprano. Si bien las más importantes fueron las últimas nevadas, ya veníamos con nieve hace un mes, o sea que es mucho tiempo y el gran problema es que los animales se empiezan a poner débiles, están mojados, por la misma lana quedan pegados al piso y al estar débiles no se puden levatar y así es como se mueren”, remarcó.
Ketenk-Aike es un campo en el que la familia Ajís es dueña desde 1991. Ya han pasado allí la gran nevada de 1995, el peor año para la historia del campo santacruceño. En el caso de los Ajís, ese fatídico año perdieron 7500 ovejas por la nevada.