RÍO GALLEGOS.- Facundo Zaeta, Facundo Gómez y Pedro Monzón deberán cumplir 35 años de prisión. Si bien los tres jueces del Tribunal coincidieron en condenar a los acusados, a diferencia de sus colegas el doctor Joaquín Cabral había solicitado una condena de 20 y 21 años. "La perpetua mía es para toda la vida", dijo tras oír el fallo, Teresa García, madre de Fabián Gutiérrez. La querella ratificó su sospecha de la presencia de más actores en una de las escenas del crimen, a partir de la duda no resuelta de quién trasladó el cuerpo de la víctima desde la Cabaña donde fue dejado por los autores del crimen hasta el fondo del predio donde apareció semienterrado.

Los jueces Joaquín Cabral, María Alejandra Vila Jorge Yance hallaron a los tres jóvenes como autores penalmente responsables del delito de homicidio triplemente agravado agravado por ser cometido con la alevosía enseñamiento y crímenes causas artículos 80 inciso 2 y 7 del Código Penal.

El momento de la lectura de la sentencia a cadena perpetua, y el sentido abrazo de la madre y la hermana de Fabián Gutiérrez. Gentileza: Canal 9 de Río Gallegos.

A Zaeta, Gómez y Monzón los esperan 35 años en prisión que en principio cumplirán en dependencias policiales de El Calafate adonde ingresaron hace tres años y nueve meses horas después de que fuera descubierto el cuerpo sin vida del ex secretario presidencial, Fabián Gutiérrez.

Si bien los tres jueces del Tribunal coincidieron en condenar a los acusados, a diferencia de sus colegas el doctor Joaquín Cabral había solicitado una condena de 21 años de prisión para Facundo Zaeta y Facundo Gómez, y 20 años para Pedro Monzón.

El doctor Cabral tuvo en cuenta la edad de los jóvenes, la falta de antecedentes, y en el caso de Monzón, porque había colaborado con la justicia revelando el lugar adonde habían llevado el cuerpo de Gutiérrez.

De los tres condenados, solo Pedro Monzón asistió a la lectura de la sentencia en Río Gallegos.

"La perpetua mía es para toda la vida", Teresa García, madre de Fabián Gutiérrez

Tras la lectura del fallo, la madre de Gutiérrez, Teresa García, se abrazó con su hija, Valeria Martinovich, ambas querellantes en la causa. Las dos testificaron y estuvieron presentes cada día del juicio oral. García, aún conmovida tras la lectura del fallo, aseguró estar satisfecha por el resultado, aunque aclaró que aún quedan temas pendientes, como saber quién trasladó el cuerpo de Gutiérrez, cuando ya lo habían matado, de un lugar a otro.

“Siento alivio porque habíamos pedido esta condena, al menos para cerrar una etapa y concluir un ciclo. Si bien no se cierra, porqué la perpetua nuestra es para siempre. Me han arrebatado un pedazo de mi vida, que no es poco, pero pagarán por eso. Uno esperaba que se hiciera justicia y creo que en este caso lo hemos logrado”, afirmó Teresa García en diálogo con los medios locales.

La querella ratificó su sospecha de la presencia de más actores en una de las escenas del crimen, a partir de la duda no resuelta de quién trasladó el cuerpo de la víctima desde la Cabaña donde fue dejado por los autores del crimen hasta el fondo del predio donde apareció semienterrado.

La noche del crimen

La noche del 2 de julio de 2020, Gutiérrez concretó una cita secreta con Facundo Zaeta en la casa a la que se acababa de mudar en esta ciudad. Zaeta lo redujo, lo golpeó y lo maniató. Llamó a Facundo Gómez y a Pedro Monzón, que esperaban atentos en la costanera local. Ante los investigadores, los tres aceptaron que estuvieron esa noche en la casa. Eso quedó demostrado además por las huellas recogidas en las horas posteriores al crimen. Hay una cuarta huella de calzado, pero nunca se pudo identificar a quién pertenecía.

A partir de ahí, los relatos de los jóvenes difieren según quien cuente los hechos. Gómez y Zaeta se señalaron el uno al otro como el ideólogo y ambos pusieron en un segundo plano a Monzón, pero como un partícipe necesario del hecho. Monzón, durante el juicio, culpó a Zaeta de haberlo matado a Gutiérrez, y a Gómez, de llevarlo a un lugar al que no sabía a que iba. En ese entonces, Monzón era un cadete en el negocio de venta de autos de la familia de Gómez.

Durante el juicio oral, solo Pedro Monzón, aceptó prestar declaración indagatoria y se sometió a preguntas. Los demás imputados confirmaron lo que ya habían declarado en forma verbal y por escrito durante la instrucción. Mientras Gómez habló recién el último día del juicio para mostrar arrepentimiento, Zaeta permaneció en silencio por recomendación de sus abogados.

La mañana del 4 de julio del 2020, el país se conmocionó al confirmarse que la desaparición de Gutiérrez había tenido el peor desenlace: su cuerpo sin vida apareció maniatado, desfigurado por los golpes, envuelto en una sábana y semienterrado en el predio de unas cabañas a pocos metros del centro de la ciudad. Desde la noche anterior, tres jóvenes estaban detenidos en la comisaría de la ciudad, investigados por la desaparición.

Uno de ellos se quebró y confesó el lugar donde habían dejado el cuerpo ante el juez de instrucción Carlos Narvarte. Desde entonces, Zaeta, Gómez y Monzón, que hoy tienen 23 y 22 años, permanecen detenidos: mientras Zaeta y Gómez se encuentran en la cárcel local, Monzón está en la comisaría primera, un lugar que solo es para detenidos temporales.

En el momento del crimen, Gutiérrez ya no trabajaba con los Kirchner. Había declarado como arrepentido en la causa de los cuadernos de las coimas y estaba procesado por el delito de lavado de dinero. Por la trascendencia de sus vínculos, durante las primeras horas se creyó que se trataba de un crimen con ribetes políticos,pero eso fue descartado durante el juicio. El móvil más fuerte -entendieron los jueces- fue el económico: de acuerdo a lo que testificaron amigos de la víctima, Gutiérrez había cobrado recientemente dinero por la venta de un vehículo.

Los detalles escabrosos –algunos desconocidos– se fueron desgranando sobre el escenario del Complejo Cultural municipal donde se montó el juicio. Durante las audiencias desfilaron más de 40 testigos entre vecinos, amigos de la víctima, examigos y familiares de los victimarios, peritos criminológicos, médicos y expertos en ciencias forenses.

Con información de La Nación corresponsalía Santa Cruz.