LA NACIÓN / Mariela Arias.-
EL CALAFATE.- El nadador de aguas abiertas de Río Gallegos que compite en el circuito mundial, comenzó a nadar en el Hispano Americano y hoy compite en los circuitos mundiales.
Matías Díaz Hernández tiene 28 años y hace más de 24 que el agua es su elemento. No importa donde se encuentre, él nada. Lo hizo de niño en las madrugadas bajo cero de Río Gallegos, lo siguió haciendo mientras se mudó a Buenos Aires para estudiar kinesiología, lo hace ahora mientras ejerce la profesión y se prepara para intentar batir el récord del cruce a nado del Río de la Plata, el más ancho del mundo.
Nació en Río Gallegos y vuelve con frecuencia a Santa Cruz. A principio de febrero, fue parte de la carrera “Vuelta a la Isla Solitaria” en El Calafate, una travesía de 3 kilómetros en las turquesas y bravas aguas del Lago Argentino que se realiza todos los años en el marco de la Fiesta Nacional del Lago, y lo hizo como parte del entrenamiento con la mira puesta en la carrera del mes próximo, en la que buscará bajar la marca de 9 horas y 6 minutos, el actual récord establecido por el atleta olímpico, Damián Blaum, en el cruce del río de la Plata.
Entre Colonia del Sacramento en la costa uruguaya y Punta Lara (en el partido bonaerense de Ensenada) hay 42,2 kilómetros de aguas abiertas. Se trata de una travesía que no está exenta de dificultades debido a las corrientes de agua y los cambios climáticos. Díaz Hernández siente que está en condiciones de poder bajar ese tiempo, aunque sabe que también tiene que darse el día perfecto.
“Físicamente tenés que estar entrenado y ya lo estoy, pero lo más importante es la fuerza mental de saber que estás solo, que es un desafío de uno y hay que saber en qué momento apurar y en qué momentos cambiar el ritmo”, le cuenta a LA NACION en su paso por El Calafate, durante un alto de la rutina que mantiene aun cuando viaja: entrena entre 6 y 7 horas por día, en dos turnos de pileta y uno de gimnasio.
El cruce a nado del Río de la Plata, previsto para marzo, es parte de la Triple Corona del Fin del Mundo -los otros dos serán los cruces del Canal de Beagle y el Estrecho de Magallanes-, organizada por la asociación civil Nadando Argentinas, que se dedica a trabajar en la inclusión social a través de este deporte y a apoyar la carrera de nadadores. “Le propusimos a Matías este calendario con el objetivo de darle un mayor impacto visual a su carrera deportiva, que permita atraer a empresas y entes gubernamentales que puedan brindarle apoyo económico para financiar su carrera en 2024″, explicó a La Nación Matías Ola, co-fundador de Nadando Argentina.
“Hasta el día de hoy, Matías no tiene ningún apoyo confirmado y es una preocupación que viene arrastrando hace muchos años. Esto pasa muchísimo en este deporte a nivel elite, porque el apoyo es muy precario”, detalla Matías Ola, también nadador, y cuenta que desde Nadando Argentina becaron a 14 nadadores argentinos para que puedan participar en el Mundial de Invierno que se realizará en Estonia en marzo próximo, certamen en el que él también será parte del equipo argentino.
Como parte de su entrenamiento para batir el récord del Río de la Plata, el último fin de semana Matías Díaz se impuso en la carrera de aguas abiertas en Toltén, Chile, con una marca de 3 horas y 43 minutos para los 25 km de distancia. Para el cruce del Río de la Plata, deberá completar 42,2 km, una distancia similar a las carreras mundiales de las que participa hace varios años. Mientras se contabilizaba el ranking mundial, en 2019 Matias ocupó el 5° lugar, y el 6° escalón en 2021.
Hace dos años que el circuito mundial se desarmó y ahora hay carreras por separado, por lo que cada una es considerada una “Copa del Mundo”. En noviembre pasado logró su primer puesto en una carrera de 30 km en México. Este año espera repetir en Canadá, en Macedonia (fue ganador en 2022 y segundo en 2023) y la Capri-Napoles en Italia; en esta última, una de las más competitivas del circuito, el año pasado logró un cuarto puesto en la travesía de 36 km.
Sin embargo, para cumplir con las fechas, cada año debe iniciar la búsqueda de sponsors que le permitan mantener una carrera competitiva a nivel internacional. Hasta el año pasado, el gobierno de Santa Cruz financió parte de sus pasajes, en tanto que también ejerce su profesión de kinesiólogo para solventar sus viajes y tener el tiempo que necesita para entrenarse y asistir a las competencias internacionales. Al dedicarse a pruebas superiores a los 20 km, no recibe ninguna beca del gobierno nacional, ya que no se trata de una prueba olímpica.
Nadando bajo cero
Matías empezó a nadar antes de los 4 años en el club Hispano Americano, que tiene la primera pileta cubierta y calefaccionada de Río Gallegos. Su padre quería que supiera nadar para que las vacaciones en Puerto Madryn fueran seguras para el pequeño. No sabía que ahí nacería un amor por el agua que hasta hoy lo acompaña.
Desde los 15 años ya se prepara en doble turno. “Era duro entrenarse de madrugada en invierno en Río Gallegos, pero la pileta estaba climatizada”, recuerda sobre los días que entraba la piscina del club a las 5, mientras afuera la temperatura era de varios grados bajo cero.
Desde chico le tomó el gusto por las competencias; aun cuando no lograba subir al podio, competir era lo que más deseaba. “Siempre estaba por debajo del resto de los nadadores, hasta que pegué el estirón y empecé a mejorar. Luego me fui a Buenos Aires a estudiar, y mantuve la facultad y el entrenamiento”, detalla, sobre lo que es ya su rutina de vida desde hace muchos años.
Hoy se entrena en el Cenard, donde realiza diez turnos de natación por semana y tres de gimnasio, un ciclo de entre seis y siete horas diarias componen su rutina de lunes a sábado. Hace siete años dio el paso hacia las aguas abiertas, cuando un entrenador lo llevó a un clasificatorio para la carrera Santa Fe-Coronda, ganó allí y quedó octavo en una carrera donde las condiciones climáticas fueron muy difíciles.
A partir de allí, las aguas abiertas fueron el nuevo amor de Matías Díaz Hernández quien en 2022 encontró su revancha en lo que considera el logro más importante de su carrera: ganó la tradicional Santa Fe-Coronda; en un vibrante sprint final se impuso al italiano Francesco Ghettini.
“Las aguas abiertas me gustan más que nada porque van variando las condiciones todo el tiempo, hay nadadores que se adaptan mejor a unas condiciones, otros a otras. Al ser carreras tan largas, te van pasando muchísimas cosas, hay que superar lo mental, lo físico, hay que superar muchas barreras y eso lo hace muy interesante. Es un deporte muy táctico, de mucha estrategia, son carreras de 15 a 60 km entre 6 y 9 horas y hay estrategias todo el tiempo. Se pueden hacer estrategias en equipo o solo, eso es lo que más me interesa de esta especialidad”, detalló Díaz Hernández.
Es metódico y disciplinado. Hoy lo desvela no saber cómo podrá financiar su participación en las fechas mundiales de este año, pero no deja de prepararse, mientras busca alguien que se interese en acompañarlo con el logo que llevará en el gorro impreso junto a la bandera argentina. En definitiva, Díaz Hernández aprendió desde chico que hay que ser paciente y esperar, porque todo llega. Mientras tanto sigue brazada tras brazada, para que esa oportunidad lo encuentre preparado.