RÍO GALLEGOS.- Alfredo Tarcaya tenía 31 años cuando con el rango de cabo primero en el área Control Avería se embarcó por tercera vez en el Crucero ARA General Belgrano durante la Guerra de Malvinas, y aferrado a una balsa sobrevivió al hundimiento del buque, uno de los hitos más tristemente recordados de la guerra. Hoy su familia lleva adelante una cruzada como un homenaje a su padre, pero sobre todo a los 323 argentinos que murieron aquel 2 de mayo de 1982.
Hace dos semanas, cuando la familia Tarcaya vio que la postergada promesa para que se concrete la plaza “Crucero ARA General Belgrano” comenzó a escurrirse definitivamente, decidió hacer vigilias diarias en el terreno que hace 20 años el municipio de Río Gallegos designó para que se construya una plaza en el Barrio 2 de Abril, decisión que la intendencia de Pablo Grasso revirtió y ahora avanza con la construcción de una estación de servicio en ese lugar.
“Nosotros nos mantendremos en esta acción hasta que logremos que se cumpla con la promesa de la plaza, vendremos cada tarde, a la misma hora que se hundió el Belgrano, mi padre está aquí, tiene hoy 72 años y está triste por esta promesa incumplida, por eso nosotros reclamamos aquí, por él y por los 323 que ya no tienen voz, que ya no pueden hablar”, detalló a Winfo Santa Cruz, la abogada Silvana Tarcaya, una de los cuatro hijos del veterano de guerra que vive en nuestra ciudad.
Los Tarcaya no están solos, más allá de ser una unida y nutrida familia, compuesta por hijos, 12 nietos y un bisnieto, los acompañan los veteranos de guerra de la ciudad, amigos y diferentes organizaciones que se van sumando, no solo en la presencia que hacen cada domingo durante el izamiento dominical, sino también cada tarde en el predio. El 9 de julio cumplieron con un festejo patrio en el cual volvieron a reinaugurar el monolito situado en el predio desde el año 1995.
Después de la Guerra de Malvinas, Alfredo continuó su carrera en la Marina y en 1993 lo destinaron a Río Gallegos donde se mudó junto a su familia. Dos años después volvieron a trasladarlo pero su hija mayor optó por quedarse acá y formó su familia. Esa razón lo llevó al excombatiente, tras su retiro a radicarse en Río Gallegos, la ciudad donde sus hijos echaron raíces.
Hoy vive aquí junto a sus hijos, sus doce nietos y un bisnieto, y todos lo acompañan cada tarde cuando se reúnen en la plaza de su sueño y el de sus compañeros excombatientes, un pedazo de tierra ubicada en la esquina de la Avenida Gregores y la calle Crucero ARA General Belgrano.
La nueva placa que instalaron el domingo en el predio dice: “Plaza Crucero ARA General Belgrano, ordenanza 5160/03 – en reconocimiento a vecinos y personas que defienden la causa “Malvinas” trabajando diariamente por enaltecer y reconocer a 323 tripulantes de nuestro crucero hundido en nuestro mar argentino por piratas ingleses. Honor y gloria a nuestros mártires y héroes, Barrio 2 de Abril”.
La ordenanza de 2003 que autorizó la construcción de la plaza “Crucero Ara General Belgrano” nunca se cumplió. “En 2022, el intendente Pablo Grasso hizo un decreto ad referéndum del HCD donde cambiaba el destino del predio, destinaba la mayor superficie a zona comercial y la desafectó como espacio verde”, detalló Silvana Tarcaya a Winfo Santa Cruz.
Desde entonces los Tarcaya mantuvieron reuniones con concejales y autoridades municipales reclamando que se cumpla con el destino original de la plaza. Sin embargo, al conocer que en mayo pasado se inició el expediente para la construcción de una estación de servicio en el predio decidieron levantar las banderas de su reclamo para involucrar a toda la comunidad más allá de las fronteras del Barrio 2 de Abril.
“Nosotros queremos que se respete ese espacio verde como fue el compromiso hace 20 años y por eso luchamos”, aseguró Silvana Tarcaya.
El hundimiento del Belgrano se produjo el 2 de mayo de 1982 a las 17 horas, fuera de la zona de conflicto establecida durante la Guerra de las Malvinas. Dos torpedos MK-813 lanzados por el submarino HMS Conqueror impactaron en la popa y la proa y el buque comenzó a sumergirse en el agua sin remedio. En apenas una hora se hundió a más de 4000 metros de profundidad, 323 tripulantes perdieron la vida, la mitad de los soldados que fallecieron en la guerra.
41 años después, Tarcaya, el único sobreviviente del Belgrano que vive en Santa Cruz, cada tarde a la hora en que el barco se hundió, él junto a su familia, vecinos, amigos y otros veteranos de guerra, se reúnen en la plaza de sus sueños, a la espera que las promesas se cumplan.
Video y entrevista, Juan Carlos Silva - Infomedia 24.