LA NACIÓN/Mariela Arias.-
EL CALAFATE.- No es la primera vez que el kirchnerismo convoca a los gobernadores en una acción contra los jueces de la Corte Suprema. En lo que fue una de sus últimas acciones público, Néstor Kirchner convocó a gobernadores del PJ para avalar una rebelión santacruceña que se negaba a cumplir con una orden del máximo tribunal para reponer al exprocurador de Justicia, Eduardo Sosa.
No fue solo una foto, o el aval para una acción, como este caso la embestida que encabeza Alberto Fernández para presentar el juicio político contra los ministros de la Corte. Pragmático hasta el final,
Néstor Kirchner encabezó un multitudinario acto en el gimnasio del Boxing Club de Río Gallegos donde subió al escenario a 14 gobernadores del PJ que en cuatro vuelos privados viajaron por unas horas hasta la capital santacruceña.
En 2009, la Corte Suprema había ordenado la reposición del procurador en su cargo, y el gobernador Daniel Peralta se negaba a cumplir la orden y el Congreso amagaba con intervenir Santa Cruz para hacer cumplir la decisión de los jueces. En octubre de 2010 la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia recibió la denuncia de la Corte para que se investigue la presunta comisión de un delito por parte del Peralta, ante el incumplimiento de reponer a Sosa y requirió que el Congreso analice la responsabilidad de la provincia.
Como ocurre por estas horas, los tres poderes del Estado se vieron involucrados. Sin embargo a diferencia de Fernández ahora, Kirchner no estaba en ningún cargo público, pero era el jefe indiscutido del kirchnerismo con Cristina Kirchner al frente de la presidencia.
Sosa era su obsesión, la decisión de apartarlo del cargo de un plumazo había sido de él en 1995, con el aval de los diputados justicialistas, encabezados por Cristina Kirchner. La Corte que le daba la orden había cambiado en esos años: los firmantes eran los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda, Raul Zaffaroni y Carmen Argibay.
El alto tribunal se pronunció en diversas oportunidades, pero en 2009 llegó la orden judicial definitiva. Peralta propuso una ley en la Legislatura para que se desdoble el cargo de Agente Fiscal, pero no tuvo quórum en la legislatura santacruceña. Para octubre de 2010 no había margen.
Y Kirchner decidió hacer frente a la rebelión con un multitudinario acto para enfrentar los varios pedidos de intervención a la provincia que se presentaron en el Congreso Nacional ante el incumplimiento de la provincia de la orden judicial. Kirchner le propuso por teléfono a Peralta que arme un acto y convocó a los 14 gobernadores justicialistas a la capital de Santa Cruz
Una foto de la época muestra en el escenario al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, Maurice Cross (Misiones), Jorge Capitanich (Chaco) y Gildo Insfrán (Formosa), Jorge Sapag (Neuquén), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), José Alperovich (Tucumán), Oscar Jorge (La Pampa), Sergio Urribarri (Entre Ríos), José Luis Gioja (San Juan), Walter Barrionuevo (Jujuy), Celso Jaque (Mendoza), Luis Beder Herrera (La Rioja) y Juan Manuel Urtubey (Salta).
Los gobernadores apenas estuvieron horas, solo Scioli tuvo contacto con la prensa. Pocos conocían el tema en profundidad, pero ninguno se podía negar a un pedido de Kirchner, aún sin ser presidente, su poder político era incuestionable.
En los días previos al acto, la escalada contra la Corte no tenía término medio. Se esperaban fuertes declaraciones de Kirchner, sin embargo, sobre el final hubo sorpresa: el expresidente dio un giro a la confrontación y se mostró conciliador: “Podemos tener acuerdos o diferencias con la actual Corte Suprema, pero quien les habla es respetuoso de la independencia de la Justicia”, afirmó Néstor Kirchner, quien se nombró como “uno de los responsables morales” de construir una justicia independiente en el país.
“Sabemos y sufrimos lo que fue una Justicia dependiente; nosotros podemos estar de acuerdo o desacuerdo con una decisión de la Corte, pero es un poder independiente donde esperemos que realmente se consolide la independencia", señaló, y acto seguido fustigó al Congreso culpándolo de impulsaba la intervención a la provincia.
Los gobernadores fueron ovacionados en el estadio, aun cuando todos mostraron moderación, en sus gestos como testigos de un acto ajeno. Kirchner dejó una promesa: volver a fijar domicilio en la provincia.
El acto terminó, la mayoría de los gobernadores regresaron a sus provincias, y el destino, hizo su propia jugada. Diecinueve días después de ese acto, Néstor Kirchner falleció en El Calafate. Y la historia política tomaría otro rumbo. Los proyectos de intervención a la provincia quedarían archivados, y Sosa nunca fue repuesto en el cargo. Lo único que avanzó fue el juicio contra Peralta quien fue encontrado culpable del delito de desobediencia a la Corte en 2017, con una condena en suspenso.
Crédito portada: Horacio Córdoba. La Nación.