LA NACIÓN/Mariela Arias.-
EL CALAFATE.- Mientras el presidente Alberto Fernández se embarca en la pelea para llevar a juicio político a la Corte Suprema de Justicia, la vicepresidenta Cristina Kirchner descansa aquí desde antes del fin de año, sin agenda oficial y casi sin visitas en su residencia, donde prevé una estancia más prolongada que lo habitual, en tanto que Máximo Kirchner también viajó a Santa Cruz y mantiene el mismo bajo perfil que su madre.
Hasta ahora ni ella ni el jefe de La Cámpora respaldaron públicamente la iniciativa de Fernández contra los jueces supremos, pese a que Fernández tomó como propia una de las banderas que suele agitar el kirchnerismo: la avanzada contra el Poder Judicial. Solo la gobernadora Alicia Kirchner tiene un rol activo en apoyo a embestida del Presidente contra el máximo tribunal del país.
La vicepresidenta llegó a esta ciudad el 29 de diciembre y según trascendió, por ahora no hay plan de vuelo en el aeropuerto internacional de El Calafate que marque su regreso a Buenos Aires, con lo cual refuerza la idea inicial de quedarse aquí hasta la segunda quincena de enero. Para esa fecha, justamente, el gobierno nacional convocará a sesiones extraordinarias para tratar el juicio político contra la Corte.
A Cristina Kirchner se la ve poco en la ciudad, pero en sus redes sociales demuestra que sigue activamente lo que se publica en los medios. A través de Twitter volvió a cuestionar la investigación judicial que se lleva adelante en los tribunales de Comodoro Py en la causa del atentado que sufrió en la puerta de su departamento de Recoleta, el pasado 1 de septiembre.
“¿Entendés por qué en Comodoro Py no se investiga a fondo el intento de magnicidio? Impresiona el entramado mafioso, pero como siempre: Todo hace juego con todo”; fue su último mensaje en la red social al que acompañó con un artículo del diario Página/12 de autoría de Raúl Kollmann titulado “La Insólita conexión de Silvio Robles, la mano derecha de Rosatti, con el atentado a CFK”.
El artículo sostiene que Gastón Marano, el defensor de Gabriel Carrizo, -el jefe de los vendedores de copos de azúcar acusado de participar en el intento de asesinato contra Cristina Kirchner- denunció luego a Robles en Comodoro Py por “negociaciones incompatibles” e intenta radicar en tribunales porteños la causa iniciada contra el secretario de Rosatti en Santiago del Estero.
Si bien no se pronunció públicamente en la acción encabezada por Fernández contra la Corte, en el primer tuit del año, la vicepresidenta volvió a criticar a los jueces supremos por sus redes sociales y habló de “lawfare, partido judicial o sencillamente mafia, el método es uno solo y como en toda guerra hay táctica y estrategia”. En la oportunidad compartió un artículo del sitio El Destape Web.
Sin reuniones políticas
Máximo Kirchner no mantuvo reuniones políticas en la provincia, pero quien se muestra muy activa es la gobernadora Alicia Kirchner, quien participó de forma virtual en las reunión de la liga de gobernadores, acompañó con su firma el pedido de juicio político a la Corte y esta semana convocó a los intendentes para pedirles que informen a la población las razones por las que acompaña el pedido de juicio político.
Alicia Kirchner por ahora permanece en Río Gallegos, sede del gobierno provincial, pero nadie duda que ella habla por su cuñada en estos temas judiciales.
“Están arrasando con la democracia y tomo una frase de (Raúl) Alfonsín que dice, con la democracia se come, se cura y se educa. ¿Qué estamos defendiendo? La democracia y los intereses de nuestra provincia, sus municipios”, consideró y agregó: “Siempre digo que la ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene 200 km2 de superficie, y nuestra provincia tiene 243.000 km2 de superficie, entran 1200 CABAS dentro de Santa Cruz y Santa Cruz está aportando al presupuesto nacional”, sostuvo la gobernadora.
Mientras tanto, la fisonomía frente al chalet de la vicepresidenta en El Calafate cambió tras el fallido atentado contra su vida, y desde octubre pasado se registran evidentes cambios en el esquema de su seguridad que está a cargo de la Policía Federal. La custodia ya no es pasiva y discreta, ahora como norma una camioneta se mantiene estacionada en la puerta y los custodios no permiten que los turistas o curiosos se detengan frente la tranquera para tomar una foto del interior, una ya tradicional postal calafateña.