LA NACIÓN/Mariela Arias.-
RÍO GALLEGOS.- José López, el exsecretario de Obras Públicas recientemente condenado a 6 años de prisión por fraude, decidió radicarse en Río Gallegos, la ciudad donde conoció a Néstor y Cristina Kirchner, a quienes ató su futuro político y, ahora, su derrotero judicial. “Sí, ya me quedo acá”, respondió ante una periodista que lo encontró el 8 de diciembre caminando solo en la tradicional peregrinación a la Virgen de Güer Aike.
Aún no habían pasado 48 horas desde la sentencia del Tribunal Oral Federal Nº 2 en la causa Vialidad, donde López, la vicepresidenta y Lázaro Báez recibieron una condena a seis años de prisión por defraudación al Estado. Vestido con ropa deportiva, una campera azul y pantalón del seleccionado de fútbol, fue sorprendido por la periodista Mirtha Espina, corresponsal de Cadena 3, quien cubría la marcha de peregrinos.
López caminaba solo, sin gente delante ni detrás. Llevaba anteojos oscuros y auriculares, que se sacó cuando Espina se acercó sin reconocerlo. “Estaba haciendo una foto de la marcha y me sorprendió el gesto del hombre cuando me vio levantar el teléfono para retratarlo, como quien quiere salir fuera de cuadro. Al acercarme, lo reconocí y nos saludamos”, relató Espina, que cuenta con una larga trayectoria en los medios y conoce a López desde que asumió como funcionario en el municipio de Río Gallegos en 1987, de la mano de Néstor Kirchner.
López primero se molestó al ser reconocido por la periodista, pero unos segundos después la saludó, improvisó un par de respuestas breves y siguió casi sin detenerse. “Bien, ahora estoy bien”, fue apenas otras de las frases. Eran las 11 del jueves: él ya había recorrido a pie 15 kilómetros y aún le faltaban otros tantos para completar la tradicional peregrinación, que este año se realizó bajo el lema “María acaricia nuestras heridas, queremos seguir caminado”. Es uno de los eventos más importantes de la comunidad católica de Río Gallegos.
La condena de la causa Vialidad es la segunda que recibe López, quien ya fue sentenciado a una pena de siete años y medio de prisión por enriquecimiento ilícito en la causa que lo catapultó a la fama arrojando bolsos con casi nueve millones de dólares en un convento. Sin embargo, se encuentra actualmente en libertad condicional tras pagar una garantía de 14,5 millones de pesos.
Su salud se deterioró en los últimos meses. En abril se supo que tuvo un ACV que lo obligó a estar internado en Río Gallegos y siguió bajo cuidados médicos, según indicaron fuentes judiciales. López renunció a la custodia que le daba el carácter de testigo protegido y comenzó a moverse sin protección.
Sus mensajes, una pieza clave.
En el juicio oral de la causa Vialidad, donde se analizaron las 51 obras viales que el Estado entregó a Báez y sus constructoras en Santa Cruz, el hombre de los bolsos se convirtió en la pieza clave del rompecabezas. Durante el alegato fiscal, Diego Luciani exhibió mensajes de WhatsApp de López que terminaron complicando la situación judicial de la vicepresidenta, tal como quedó reflejado en la sentencia del martes pasado.
En los mensajes de los chats con alusiones a “la jefa” y “la señora” que el exsecretario de Obras Públicas durante todo el kirchnerismo intercambió con Báez y con el diputado nacional Máximo Kirchner, entre otros, está el núcleo delictivo que permitió demostrar la culpabilidad de Cristina Kirchner, según reconstruyó LA NACION.
En el resumen de los fundamentos que anticipó el tribunal, se explica por qué esos mismos chats demuestran que los condenados no recurrieron al escalafón teórico de la administración pública nacional para coordinar sus maniobras delictivas, sino que montaron una cadena paralela de responsabilidades. Así lo reflejó el Tribunal Oral Federal Nº 2 que condenó a la vicepresidenta, a Báez, a López y a varios funcionarios más.
Al final de la segunda página del documento anticipado por el TOF2, que dará a conocer los fundamentos completos de la sentencia el 9 de marzo, se remarcó que durante el juicio oral quedó clara, con múltiples ejemplos, “la existencia de vínculos promiscuos y corruptos entre funcionarios de la administración pública (nacional y provincial) y las empresas contratistas del Estado pertenecientes al […] grupo empresarial” de Báez.
Esos “vínculos promiscuos y corruptos” abarcaron a la actual vicepresidenta, subrayó el tribunal. “Se verificaron de su parte llamativos y groseros aportes personales en la estrategia criminal, particularmente en su etapa conclusiva (año 2015). Ese mismo dominio sobre el hecho –en esa etapa final– fue también advertido respecto de quien actuaba como intermediario (tanto funcional como fácticamente) entre los dos beneficiarios del contubernio. Nos referimos al exsecretario José Francisco López”, detallaron.
Luciani mostró los mensajes que el entonces funcionario cruzó con los secretarios de Cristina Fernández –”La presi quiere hablar con vos”–, salteando a Julio De Vido, y también expuso los intercambios de López con Báez –que quería “coordinar con lo que me dijo la señora”–. O con Máximo Kirchner –que le preguntaba sobre la pavimentación de 100 cuadras en Río Gallegos, una obra ejecutada por Báez y que le costó US$25 millones al Estado–. O, ya sobre fines de 2015, con el presidente de Austral Construcciones, Julio Mendoza, para ejecutar el plan “limpiar todo”. Los entrecomillados fueron todas palabras de López.
Lejos de la verborragia que lo caracterizaba, el jueves López apenas emitió palabras. Completó los 30 kilómetros del camino a la vera de la ruta nacional 3 –que también asfaltó Lázaro Báez– y subió las escaleras hasta quedar al pie de la Virgen. Allí se quedó unos minutos en silencio. Según sus propias palabras, se radicará en Río Gallegos, donde aún puede caminar sin que nadie le recuerde su protagonismo en una de las escenas más bizarras de la política nacional.
Crédito: Cadena 3.