LA NACIÓN/Mariela Arias.-
BUENOS AIRES.- “Esa Argentina sobre la que Néstor reflexionó con tanta lucidez hace casi un cuarto de siglo todavía nos habla del país que nos debemos, de la Argentina que nos espera”, asegura desde el prólogo del libro de su autoría, Rudy Fernando Ulloa, el amigo de Néstor Kirchner quien lo acompañó desde inicio de los años ‘80 hasta el día de su muerte. Presentó anoche en San Telmo “Mi amigo, el Presidente”, un libro que promete ser una crónica en primera persona sobre la militancia y el legado de Kirchner.
Ulloa empezó como cadete en el estudio que los Kirchner tenían en Río Gallegos y con los años se convirtió en una pieza fundamental del armado del Frente para la Victoria santacruceña, el lema dentro del peronismo que catapultó a los Kirchner a la gobernación primero y a la presidencia después.
Ese recorrido es el que Ulloa promete desgranar en el libro que anoche presentó rodeado de un puñado de amigos, en “NK Ateneo”, una parrilla-museo en honor a su jefe político lleno de fotos, objetos emblemáticos y la estatua en tamaño real de un Néstor de camisa cuadrillé sentado en una mesa, ideal para los fans que se quieran llevar una foto de recuerdo.
Ulloa llegó anoche puntual al restaurante sobre la calle Carlos Calvo, una réplica en escala del que fundó en Río Gallegos en 2015, en el edificio que supo albergar a su propio diario “El Periódico Austral”. Al llegar fue recibido por su sobrino Fernando Oyarzo, quien junto a su pareja regentean el bar bajo el eslogan “un lugar de encuentro para compañerxs”. En las redes sociales la imagen del expresidente suele repetirse invitando a probar el menú a la carta.
Al centro del salón se dispuso la mesa con una miniatura en bronce de la figura de Kirchner, enmarcada por el banner que promociona el primer libro de Rudy Ulloa y junto a él se sentó el empresario de medios y sindicalista Víctor Santa María, quien ofició de presentador y lo animó a decir unas palabras al novel escritor. Ulloa al principio se mostró tímido, pero luego animado por el público de familiares y amigos ganó confianza y se explayó sobre impresiones de su vida junto a Kirchner, a quien varios de los presentes conocieron personalmente.
“Sin dudas, esa relación tan estrecha con él fue la que me formó, al punto de que su partida me paralizó durante varios meses hasta que pude entender, desde la razón, que el tiempo compartido no había sido en vano. Mi líder, mi amigo, mi inspiración, me había dejado un legado y un mandato”, relata Rudy en el prólogo del libro que dedicó a su familia, a sus hijos y la familia “Kirchner-Fernández”.
Entre los presentes no había personajes destacados de la política nacional actual. Hubo santacruceños que viven en Buenos Aires y uno de los más saludados fue Héctor Aburto, intendente de Río Gallegos entre 1999 y 2001, un delfín de Kirchner en el municipio históricamente radical, que debió renunciar envuelto en un escándalo de corrupción por obra pública en la costanera local.
Tras las palabras de presentación, Ulloa firmó libros, regaló algunos tomos, se tomó fotografías con quienes se acercaron e invitó a la planta superior del bar donde se podía comprar el libro “Mi amigo, el presidente”. El evento estuvo regado por buen vino, acompañado de tapeos y de mucha conversación política, con el amigo de Néstor Kirchner en el centro de escena, según contaron testigos de la noche a LA NACION.
Según surge de las primeras páginas del libro escrito en primera persona, Rudy Ulloa cuenta desde que fue cadete y secretario de Kirchner, hasta que juntos realizaron el entramado político en el que Ulloa le aportó territorio a Kirchner desde la célebre unidad básica “Los Muchachos Peronistas” en el barrio El Carmen de Río Gallegos. Allí, donde creció en una infancia modesta, de la mano de su madre Ulloa se sumó al peronismo en la adolescencia, lo conoció a Néstor Kirchner, y con los años se transformó en uno de sus indispensables.
A diferencia de muchos que lo rodearon, Ulloa nunca ocupó lugar en ninguna lista, digitó candidatos y bajó candidaturas, era el hombre en el que Néstor Kirchner confiaba. Desde el Centro Comunitario El Carmen construyó poder político para Kirchner, administró la sede casi como un municipio paralelo, y se lanzó al mundo de los medios a partir de una FM primero, una revista y luego un diario papel, al que cerró en 2012 y del cual solo quedó la versión digital. Fue durante una década, otro de los grandes beneficiados de la publicidad oficial. Al cierre del diario, creció en otros rubros, como el gastronómico. Hasta ahora, siempre eligió estar detrás de escena, salvo anoche que fue el centro de todas las miradas
Portada: Ramiro Souto, RS Foto.