El jueves 12 de Mayo se conmemora el Día Internacional de la Enfermería y desde APROSA compartieron la historia de la enfermera de la Cruz Roja, Romina Clarotto, que hoy ejerce en el Puesto Sanitario de Tres Lagos.
La primera vez que Romina Clarotto llegó a Tres Lagos, era agosto del 2020, Santa Cruz empezaba a vivir los peores momentos de la pandemia y el pequeño pueblo se encontraba totalmente aislado, incluidos los trabajadores del Puesto Sanitario.
Las rutas y la estepa estaban cubiertas de nieve. Estuvo 15 días cumpliendo su rol de enfermera y regresó a la Cuenca Carbonífera a su labor en el Hospital de Río Turbio. No lo sabía, pero una semillita se acababa de sembrar en su corazón.
Romina tiene 43 años, es enfermera recibida en la Escuela de Enfermería de la filial de la Cruz Roja Argentina en Santa Fe, un centro de formación de personal de la salud, que cuenta con un enorme reconocimiento en la comunidad santafesina. Desde septiembre del 2021 ella es parte del equipo de salud del Puesto Sanitario de Tres Lagos, cuando logró concretar el pase desde el Hospital de Río Turbio “José Alberto Sánchez”.
“Yo soy del pueblo del Chino Maidana”, afirma Romina sobre Margarita, una localidad del norte santafesino de 5 mil habitantes que se hizo conocida por el campeón mundial de Boxeo. El pueblo está emplazado sobre la margen izquierda de la ruta nacional 11, que otrora supo de la revolución obrera forestal y ahora fundamenta su actividad económica en la explotación agropecuaria.
Tras vivir hace diez años en Santa Cruz, Romina afirma que no cambia el frío por el calor del norte santafesino, se acostumbró y le gusta vivir en Santa Cruz. “Tengo aquí mi familia, mis hijos, estamos felices”, cuenta con una voz que derrocha optimismo y empuje. Y así lo demostró cuando su esposo Mauricio Matiller se contagió de COVID-19 que derivó en una pulmonía bilateral y ella decidió internarlo en su casa, bajo sus cuidados. Y lo sacó adelante.
Fue Mauricio el primero que llegó a Santa Cruz, por trabajo en el 2011, lo que significó la separación de la familia por un año. Ella se quedó con sus dos hijas pequeñas en Santa Fe, mientras terminaba la carrera de Enfermería y ya había empezado a trabajar en un sanatorio del PAMI. Pero el amor era más fuerte, como las ganas de la familia de estar juntos.
Se instalaron en 28 de Noviembre, y pasarían unos meses hasta que ingresó al Hospital de Río Turbio. Con la pandemia le tocó ser enfermera en la terapia verde (de pacientes no-Covid) pero según cuenta no era ni más fácil ni menos estresante que la terapia Covid.
“Por el estrés empecé a perder el pelo, casi no dormía. Salía del turno noche a las 6 de la mañana y apenas dormía un par de horas y me volvía a levantar, fue difícil”, cuenta Romina, hoy contenta de su nuevo destino.
Tras su primer viaje a Tres Lagos en el 2020, volvió varias veces por el mes completo a cumplir suplencias, ya con parte de su familia.
Su hija mayor, estudiante de fonoaudiología siguió a distancia el estudio durante la pandemia y ella con su esposo y su hija más pequeña y las dos gatitas, se instalaban en el pueblito para acompañarla. “Ellos se enamoraron de Tres Lagos, y a mí me gusta más un pueblo pequeño donde mi hija va sola caminando a la escuela, es muy seguro y tranquilo. Pedí el pase, se dio y además mi esposo entró a trabajar de chofer en el Puesto Sanitario, se dio todo”, reflexiona Romina.
Reconoce que hay veces que extraña la adrenalina y el ajetreo de los hospitales grandes. Pero solo lo extraña por un rato. Aunque cuenta que los veranos, con el ripio y las motos, son muy comunes los accidentes y deben salir volando desde el Puesto Sanitario para prestar auxilio.
Romina Clarotto encontró su lugar de vida y de profesión en Tres Lagos, y mientras va conociendo de a poco a los vecinos-pacientes, disfruta haber cambiado la vida en un departamento de 28 de Noviembre, por una casa con jardín.
Mientras tanto, espera poder volver a reencontrase pronto con su familia en Margarita, sus hermanos y sus padres, a quien como tantos, la pandemia les impuso la distancia.
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