LA NACIÓN/Mariela Arias.-
EL CALAFATE.– Por primera vez en dos décadas, disminuyó el turismo internacional en el destino, pero explotó la cantidad de visitantes nacionales de la mano del plan de beneficios PreViaje, que le devolvió a la ciudad la vitalidad de temporadas anteriores. Con más del 90% de ocupación hotelera para esta segunda quincena del mes, la localidad intenta recuperarse del fuerte golpe económico que significó la pandemia. A 20 km de El Calafate en el Galpón del Glaciar se armó un circuito para observar el cielo patagónico de la mano de expertos. Crédito: Patagonia Night.
Al atardecer, cuando los visitantes regresan de las excursiones, la avenida del Libertador, el corazón de la ciudad, vuelve a mostrar los bares y restaurantes rebosantes de comensales, las agencias de turismo plenas de consultas y hasta los relegados comercios de souvenirs reciben turistas con las puertas abiertas. Lejos quedaron las tristes imágenes del año pasado con locales cerrados y los vidrios tapados con papeles marrones. Por estas horas, todo volvió a florecer y el buen humor social prevalece en el sector del turismo.
El aluvión de visitantes sorprendió hasta a los mas optimistas. “El PreViaje traccionó de una manera impresionante. Estamos dentro de los más elegidos junto a Bariloche y Ushuaia. Son destinos que el turismo argentino tenía postergados”, afirmó a LA NACIÓN, Alexis Simunovic, secretario de Turismo de la localidad, desde Madrid, donde se encuentra para promocionar la belleza de los glaciares en la Feria Internacional del Turismo.
Antes de la pandemia, más del 50% de los turistas eran extranjeros. Llegaban desde Brasil, Chile, Estados Unidos y Europa. Hoy esos números bajaron al 15% y la promoción internacional apunta a recuperar los valores históricos para la próxima temporada.
En este florecimiento local, los perjudicados fueron las agencias y guías de turismo que trabajan con los visitantes internacionales y que deben conformarse con la llegada a cuentagotas de extranjeros. Sin embargo, la diferencia cambiaria ha devuelto postales inesperadas, como el alquiler de aviones chárter para unir Bariloche y Calafate o bien el desembolso de grandes sumas en comercios de ropa de montaña.
Desde la Cámara de Comercio, Turismo, Industria y Afines de El Calafate coincidieron con el impulso que significó el programa del gobierno nacional y consideraron que esta es la primera temporada real desde que se desató la pandemia, dado que durante la anterior la mitad de los prestadores cerraron. “El volumen de argentinos fue mayor al esperado”, afirmó Cecilia Smart, vicepresidenta de la entidad, en diálogo con LA NACIÓN.
Smart, en un alto de su tarea en la Hostería Schilling que administra, explicó que desde la cámara están pidiendo que se extienda el programa del PreViaje y solicitan que la promoción del destino en el exterior es vital para garantizar la próxima temporada que esperan pueda comenzar en septiembre. “Necesitamos una buena campaña en el exterior para darle la seguridad al extranjero que el destino estará abierta”, indicó.
Según datos suministrados a este medio por London Supply, operadora del Aeropuerto Internacional de El Calafate, en la primera quincena de este mes fueron embarcados al destino 15.610 pasajeros, que llegaron en los nueve vuelos diarios que aterrizan –lejos de los 14 servicios de las mejores temporadas–. El número permite proyectar para este mes el ingreso, vía aérea, de 30.000 turistas.
Estadías más largas
El turismo argentino también generó otro cambio: la estadía promedio se duplicó. Mientras el turista extranjero se quedaba de dos a tres noches en el destino, el argentino elige permanecer más días. En algunos casos, se llega hasta permanecer una semana. “Con el PreViaje la gente aprovecha y hace muchas excursiones, no solo van al glaciar, aprovechan las navegaciones, hay reservas para hacer las excursiones de caminata sobre el hielo, se animan al kayak por el lago, o a subir las montañas en 4x4″, se entusiasma el secretario de Turismo.
A las visitas a los glaciares en todas sus modalidades –pasarelas, navegación, minitrekking– y a las estancias y la opción del turismo de aventura –kayak, rapel y camionetas 4x4 para subir a las montañas– se agregan experiencias nuevas como la práctica del kitesurf en la Bahía Redonda o el astroturismo. Esta última actividad responde a una buena idea que nació en pandemia y que cada día encuentra mas adeptos. “La pensamos con mi esposa para reinventarnos y decidimos apostar a esta iniciativa”, cuenta a LA NACIÓN, Gabriel Bellusci, de Patagonia Night, que vive en la ciudad hace seis años.
La experiencia consiste en trasladar a los pasajeros hasta una estancia distante a 20 km de la ciudad, camino al Parque Nacional Los Glaciares, invitarlos a recorrer el lugar y compartir una cena típica, para luego brindar una charla de astronomía y observar las estrellas, constelaciones y nebulosas en el inigualable cielo patagónico sin contaminación lumínica ni ambiental.
Entre glaciares y excursiones, otra de las estrellas de la temporada es la carne de guanaco, que se está sirviendo en muchos restaurantes de la ciudad. Un lomo de guanaco curado sobre pan de miel y brotes de rúcula, o una hamburguesa de guanaco ahumada con panceta, empanadas o bien un bife jugoso, son algunos de los platos preparados con esta carne silvestre. Hoy, chefs y productores promueven que se convierta en un plato exótico que identifique a la Patagonia Sur.
Para la chef Alejandra Repetto, esta carne presenta un desafío a los cocineros. Ella es la anfitriona en El Alambique, el restó del hotel de campo Kau Yatun y una impulsora de promocionar esta propuesta. “Es una carne salvaje, hay que darle su paciencia, su tiempo de cocción, según los cortes”, afirmó.