EL CALAFATE.- Hotesur y Los Sauces son los nombres de las causas, que más preocupaban a la vicepresidenta Cristina Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia hasta ayer que recibieron el sobreseimiento, sin proceso. Las dos causas investigaban las operaciones inmobiliarias y el negocio hotelero de los Kirchner, en este último rubro, tuvo como escenario a esta ciudad donde se encuentran tres de los cuatro controvertidos hoteles que estuvieron intervenidos durante cuatro años.
Cada edificio encierra un derrotero particular: Los Sauces-Casa Patagónica, de El Calafate, y La Aldea, de El Chaltén, están cerrados y con deudas millonarias; Las Dunas, alquilado a una corporación de capitales chilenos y El Alto Calafate, se mantiene alquilado y fue el único que mantuvo, con interrupciones en la pandemia, las puertas abiertas.
Los tres hoteles de la familia Kirchner que se encuentran en El Calafate están valuados en US$33 millones (Alto Calafate, US$9 millones; Los Sauces, US$15 millones, y Las Dunas, US$9 millones), según los valores aportados por los exinterventores de las empresas a la Justicia, basados en los montos por los que fueron aseguradas o bien a partir de tasaciones propias a partir de consultas con el mercado inmobiliario local.
Este dato fue informado a la justicia ante el Tribunal Oral Federal 5 (TOF5), el mismo que los sobreseyó ayer y que en mayo pasado ya les habían devuelto a los Kirchner la administración de los hoteles. En ese momento, el diputado Máximo y su hermana Florencia designaron a un gerente de YPF como uno de los administradores de sus propiedades. Se trata de Matías Bezi, gerente de Asuntos Externos Regional Sur de la petrolera estatal, referente local de La Cámpora y hombre del riñón político de Máximo, junto a él nombraron a otros dos administradores que también trabajan en el Estado o en empresas estatales.
Abiertos al turismo
Hoy el Alto Calafate y Las Dunas se suman a las 7.247 plazas que tiene habilitadas la Secretaría de Turismo de El Calafate que espera llegar a su totalidad de 8.500 en diciembre, según explicaron fuentes municipales. El fin de semana anterior la ubicación rondó el 85% y de a poco, también empieza a llegar turismo internacional, según el registro de Parques Nacionales, el 5% de los ingresos del fin de semana pasado, correspondió a turistas extranjeros.
Las expectativas para la temporada, que también impactará en los hoteles de los Kirchner, eran buenas, sin embargo ayer, se instaló la incertidumbre entre los operadores locales a partir de las últimas medidas que no permite a las tarjetas de crédito financiar en cuotas salvo con el interés de 43% mínimo. Las agencias locales explican que por rebote, la medida podría ocasionar la disminución de vuelos y turistas extranjeros al país.
El Alto Calafate
El hotel Alto Calafate recibe a los turistas en el antiguo portal de entrada de la ciudad, ubicado en un punto panorámico que domina la ciudad casi desde cualquier punto. Es propiedad de la firma Hotesur SA, siempre mantuvo sus puertas abiertas, pese a las denuncias y causas judiciales que lo sobrevuelan desde 2013.
De los cuatro hoteles de los Kirchner, es el único al que el fiscal Diego Velazco había sugerido mantener bajo intervención judicial, pese a que la familia de la vicepresidenta reclamó a través de sus abogados que la locataria estaría abonando un alquiler sustancialmente inferior a su valor de mercado y señalan saldos no cobrados. Los jueces rechazaron el pedido del fiscal. La locataria del hotel Alto Calafate es Idea SA, sociedad cuyo titular es Osvaldo Sanfelice, el histórico asesor inmobiliario de los Kirchner.
El Alto Calafate no quedó exento de los vaivenes del cierre del turismo en 2020. Algunas semanas recibió trabajadores de empresas mineras que venían a realizar la cuarentena antes de incorporarse a los yacimientos, pero recién reabrió a finales de diciembre del 2020. La empresa que lo alquila es parte de la causa. Ayer, Sanfelice también quedó sobreseído en la causa.
Las Dunas
Las Dunas es parte de la operatoria que se investigó en la causa Hotesur, donde se indaga cómo los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner entregaron contratos de obras públicas al empresario Lázaro Báez, quien destinó parte de esos fondos al alquiler ficticio de cientos de habitaciones y salones en dos hoteles de la familia presidencial, entre 2008 y 2013, entregándoles así millones de pesos. Esta operatoria fue la esencia de lo que publicó LA NACION a finales de 2013, tras una investigación que tomó años, y que derivó en una investigación judicial que quedó en manos del juez federal Claudio Bonadio y, tras su apartamiento, de su colega Julián Ercolini.
Durante esa investigación se reveló que Las Dunas era propiedad de la familia Kirchner. Lo compró Néstor Kirchner por US$700.000 en el año 2008 y se lo dio a Báez para que lo gerenciara a través de la empresa Valle Mitre. En ese momento era una sencilla hostería de 15 habitaciones asentada sobre un predio de 1,6 hectáreas, en la margen del Lago Argentino. Desde que los Kirchner la compraron cuadruplicaron su capacidad y convirtieron a esta hostería sin pretensiones en un edificio de tres plantas que se recorta contra el perfil del inmenso lago.
Tras dos temporadas cerradas, en las que permaneció bajo la custodia de la Gendarmería, el edificio necesitó reparaciones. Hoy cuenta con 47 habitaciones -triples y dobles- amplias, todas con vista al lago, que garantizan 100 plazas. El lobby del hotel mantiene la decoración inicial donde se mezclan los colores tierra, los tapices y los diseños en hierro que le dan un toque campestre.
En diciembre de 2019 el grupo chileno Lariza acordó con la administración judicial un canon de locación de US$9000 mensuales más IVA, un contrato en vigencia hasta el 30 de noviembre de 2022. La pandemia y el cierre de todos los hoteles implicó modificar los contratos y renegociar lo adeudado, entre abril y diciembre del año pasado, en 23 cuotas iguales de US$3287 más IVA, a pagar a partir de enero de 2021 con la locación de cada mes.
El presidente del Grupo Lariza, Roberto Lara confirmó a LA NACION, en mayo pasado, su interés por ampliar sus operaciones en la Patagonia Argentina y mostró interés en alquilar otro de los hoteles de la familia.
Los Sauces
El complejo hotelero se encuentra cerrado y sin actividad desde el 2016, cuando la familia Relats -que alquiló el hotel durante siete años y les hizo ganar cerca de US$8 millones a los Kirchner- dio por terminada la relación comercial. Terminar el contrato no fue sencillo para los Relats. Los representantes de los Kirchner no querían aceptar la llave, pero ellos ya tenían tomada su decisión. Redactaron un inventario completo antes de marcharse.
Ningún escribano local quiso recibirlos. Al final, optaron por sacarle fotos a todo, lacrar las habitaciones y entregarle la llave y hasta las facturas de agua y luz al juez federal Bonadio. Desde entonces, el hotel no volvió a ser administrado y entró en un limbo hasta que finalmente se designó un interventor judicial.
A principio de 2020 había una negociación avanzada con la corporación chilena, Grupo Lariza, hasta que estalló la pandemia. Se trata de un hotel orientado a un público selecto, pero por ahora, sigue cerrado. Durante la intervención judicial se realizaron reparaciones, dado que el hotel había quedado afectado por la subida del Lago Argentino en marzo de 2018.
La Aldea
La Aldea de El Chaltén se encuentra en el ingreso principal del pueblito de montaña. Es un edificio que comenzó a reconstruirse en 2016, aunque la obra se discontinuó. Una inmobiliaria local está habilitada para gestionar su locación o concesión, que también podría volver a mano de los Kirchner. ¿Las condiciones? Quien la alquile debería asumir la reconstrucción, cuyo costo se pagaría con una reducción del canon mensual durante un lapso suficiente. Había interesados, pero las negociaciones se interrumpieron por la pandemia.
Hoy su fachada se encuentra descascarada y con varios vidrios rotos.-