Opinión: *Por Pedro Muñoz
“Creo que no estamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”. Ensayo sobre la ceguera. José Saramgo.
En ciertas y escasísimas ocasiones la vida nos da oportunidades para prepararnos para alguna contingencia. Los avisos vienen desde otros lugares, las experiencias ocurridas nos alertan sobre lo que se hizo bien, lo que se hizo tarde, lo que se hizo mal.
Este es el escenario por el cual estamos transitando la llegada del coronavirus a nuestro país, a nuestra provincia, a nuestra ciudad y no estamos viendo las señales para prevenir y evitar así que los daños que pueda causar este virus sean mayores, o que, por no hacer lo que corresponda, en algún momento colapse nuestro sistema. Esto no es generar temor y psicósis por el problema, es preocuparse y ocuparse responsablemente del mismo.
Sin embargo, así como cierto sector de los vecinos no toman en serio las recomendaciones emanadas desde los organismos estatales, ONG, expertos en la materia y con ello minimizan por ejemplo la seriedad que tiene una cuarentena por los efectos que pueden acarrear de no cumplir con ella, también desde sectores estatales no se estan haciendo los esfuerzos y no se están generando los mecanismos necesarios para que se cumpla a rajatablas, para que el tránsito comunitario sea el menos posible, para que en los sectores de trabajo concurra lo mínimo y necesario de personal y eventualmente ninguno si no es un servicio esencial.
Ya está comprobado que las medidas a medias no han dado los resultados esperados y los efectos fueron mayores a otras naciones, como ha ocurrido en España o Italia, ya sea porque el estado no ejecutó o hizo cumplir las medidas de prevención a tiempo, ya sea porque la población con sus conductas particulares tampoco fue responsable.
En este escenario de cuarentena por 15 días, enmarcado en una emergencia sanitaria prevista en principio por 180 días (estamos en el inicio de la problemática recordemos), no se puede andar con medias tintas si se pretende morigerar el primer impacto.
Es inaudito que desde el estado se suspendan las clases para los alumnos, pero se obligue a transitar a los docentes de escuela en escuela, con que objetivo?, cuando las actividades virtuales recomendadas se pueden organizar desde la casa, tal cual se recomienda, para evitar precisamente el movimiento de un número importante de gente.
Lo mismo ocurre con las áreas de otros organismos provinciales y municipales. Hasta el propio presidente ha aconsejado esta manera de trabajo, y esta circulando que él desarrolla la mayoría de sus tareas desde Olivos, para cumplir efectivamente con las recomendaciones.
Entonces, si la mejor medida preventiva ordenada por el estado, no es garantizada por el propio gobierno en los estamentos que aquí nos toca, esto es municipal y provincial , generando mecanismos burocráticos y de notas para justificar que el personal no asista a su trabajo, que efecto real va a tener? Estamos a tiempo, pero no se esta viendo.
Ayer escuchaba a la Sra. Presidente del CPE manifestar que no tenemos ningún caso de Coronavirus al día de hoy en la provincia. Enhorabuena si ello es así!! Pero precisamente la cuarentena es para demorar aún más su llegada, no para que sea un justificativo por el cual se deba indicar que docentes y personal auxiliar deba concurrir todavía a las escuelas!! Es al revés el análisis; si no hay casos, no favorezcamos con acciones a medias a que llegue mas prontamente! Para eso es una cuarentena.
El ejemplo sirve para cualquier otro estamento.
Inexorablemente al ser una pandemia vamos a tener su ingrata visita, pero tratemos de dejar cerrada la puerta la mayor cantidad de tiempo posible para prepararnos, para que el efecto no sea mayor. Veamos, aprendamos y ejecutemos seriamente. La cuarentena es la primera medida que se debe acatar , y el Estado debe garantizar su fiel cumplimiento, empezando por él.
La realidad nos ha dado mayores oportunidades que otras comunidades para estar mejor preparados. No nos convirtamos en un ciego que ve.
Prof. Pedro Muñoz
Concejal R.G.