* Bárbara García .- Licenciada en Ciencia Política (UBA). Especialista en Políticas Sociales Urbanas - Untref. Actualmente se encuentra realizando su tesis para la Maestría en Políticas Sociales Urbanas en la Untref sobre personas mayores y cuidado en la CABA. Además se desempeña como asesora legislativa en el Honorable Senado de la Nación.
El número de personas infectadas por Coronavirus (Covid-19) en el mundo superó las 100 mil, de las cuales más de 3.500 fallecieron en distintos países, siendo las personas mayores una de las poblaciones más vulnerables con respecto al índice de mortalidad. Nos dicen que estamos enfrentándonos a una epidemia que muy probablemente encontrará más víctimas fatales y seguirá expandiéndose en un mundo globalizado e hiperconectado. ¿Estamos preparados para lo que viene?.
Los diferentes gobiernos intentan frenar como sea la enfermedad: el caso más reciente es el de Italia que anunció primero una mega cuarentena en el norte del país que involucra a más de 12 millones de personas y luego incluyó a todo el país en esta medida. En Argentina recientemente comenzó a regir una licencia excepcional (remunerada) para trabajadores del ámbito público y privado que tiene el fin de asegurar el aislamiento de personas que provienen del exterior. Hay temor y paranoia, que poco a poco se va combatiendo con la reciente difusión de información oficial que distribuyó el Ministerio de Salud de la Nación.
En los últimos días, tanto el Ministro de Salud, Ginés González García, como el Ministro Fernán González Bernaldo de Quirós de CABA, han realizado recomendaciones a la población en relación a la prevención de la enfermedad y la presencia de síntomas por diferentes medios. Si bien en un principio primó la tranquilidad en la comunicaciones oficiales y la minimización de los riesgos en los efectos que el virus podría tener, todo cambió cuando la enfermedad aterrizó en nuestro país.
Pero, i) ¿qué es lo que sabemos hasta ahora sobre la expansión del coronavirus? Cualquier persona puede infectarse, independientemente de su edad, aunque existen pocos casos de COVID-19 en niños y niñas;
ii) ¿en qué casos es mortal la enfermedad? Las víctimas mortales se están concentrando en personas mayores que ya padecían alguna enfermedad crónica.
Argentina es uno de los países más envejecidos de América Latina junto con Cuba, Chile y Uruguay, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) es la jurisdicción más envejecida de nuestro país. Los datos del último censo nacional reflejan que las personas mayores de más de 65 años ya supera el 10,2% y el índice de dependencia potencial de padres es del 18%. En CABA las personas mayores de más de 65 años representan el 16,4%, siendo la ciudad donde se encuentran la mayor cantidad de casos reportados y confirmados. Según una investigación[1] del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), dirigida por Agustín Salvia, en 2017 el 23,9% de la población de 60 años y más declaró tener "bastantes problemas de salud y/o padecer alguna enfermedad crónica o grave”:
¿Qué acciones debe tomar el Estado con las personas mayores si se expande el coronavirus en Argentina?
Los países más afectados, como es el caso de España, ya están discutiendo este tema. En los últimos días Madrid cerró 213 centros de mayores públicos y privados, y clubes de la región destinados a personas autoválidas con el objetivo de evitar posibles contagios, y limitó las visitas sólo en los casos de que sean “estrictamente necesarias” en las residencias de mayores. Estas medidas se llevaron adelante luego que fallecieran 2 (dos) ancianos en la región, 1 (uno) en una residencia y 8 (ocho) en un centro de mayores. Un aspecto importante que se debate en este momento en el país europeo, es quién cuidará de las personas mayores ahora que regresan a sus casas. Lo mismo pasa con el 1,5 millones de niños y niñas ante la reciente noticia de la cancelación de las clases en todos los niveles educativos. De esta manera, el problema de quién garantiza el cuidado en estos tiempos se sigue posicionando como un tema central que genera conflictos, principalmente en el interior de las familias, y sobre todo en las familias con menos recursos; y termina sobrecargando las tareas, en la mayoría de los casos, de las mujeres.
Minimizar los efectos de la llegada del coronavirus a nuestro país no es una buena decisión cuando el tiempo es vital para trabajar en mecanismos de prevención y difusión, e implementación de protocolos en los diferentes sectores, antes de la expansión de la enfermedad. La planificación de la política pública debe llegar antes. Somos un país prácticamente envejecido que se vuelve más vulnerable cuando lo que que tenemos enfrente es un riesgo epidémico que afecta principalmente a las personas mayores. Y aunque la mayoría podemos tener un acuerdo en este este punto, son casi nulas las campañas de difusión en la vía pública en contra del coronavirus que encontramos hoy destinadas especialmente a esta población y en los lugares que estas personas frecuentan: ¿De qué manera las recomendaciones sobre la prevención de la enfermedad están llegando a las personas mayores?; ¿Qué políticas se tomarán con las personas mayores y los servicios de cuidado si se expande el coronavirus en nuestro país, como está sucediendo en España? Nadie está hablando de esto en la Argentina.
El Estado, principalmente el Ministerio de Salud de la Nación, la ANSES, el PAMI, junto a la CABA y las provincias, deben pensar y coordinar medidas que serán posiblemente necesarias implementar en un futuro cercano. En este punto, los servicios de cuidado de las personas mayores y quienes cuidan de ellas, son temas que se volverán centrales para analizar, al igual que la sostenibilidad de nuestro sistema de salud público.
Con el virus ya instalado en nuestro país deberíamos pensar si sería una política eficaz cerrar los centros y los clubes para personas mayores, y en el caso que esto fuera razonable, cómo el Estado podría resolver el cuidado para aquellas personas que tienen algún tipo de dependencia: ¿Se deberían crear licencias extraordinarias para aquellas personas que se encarguen del cuidado?, ¿Se debería destinar una partida presupuestaria especial para garantizar el cuidado en el caso de que la persona cuidadora pertenezca al régimen de monotributo o al sector informal?.
El diseño y la planificación de la política pública es
la forma de ganarle al pánico y también de adelantarse a la explosión del
problema, en la medida de que esto sea posible. Hoy debemos trabajar para
evitar la expansión y cuidar la propagación de posibles contagios. Para
esto, la prevención y la responsabilidad
comunitaria es un punto clave. Sin embargo, también es importante desarrollar
acciones pensando en las especificidad de las personas mayores. Si pudiéramos
avanzar en este aspecto, estaríamos aproximándonos en el reconocimiento de su
derechos, generando un diálogo que involucre sus capacidades y necesidades
específicas.
[1] http://wadmin.uca.edu.ar/public/ckeditor/2017-Observatorio-Personas-Mayores-Boletin-N2-Condiciones-Salud.pdf