LA NACION//PUNTA DELGADA. ESTRECHO DE MAGALLANES.- En los últimos cincuenta años de su carrera, Anelio Aguayo jamás tuvo registros de una ballena azul en el Estrecho de Magallanes. El sábado apareció la primera. Las olas arrastraron un ejemplar sin vida hasta la playa en Punta Delgada, a 100 metros de una capitanía de puerto de la Armada chilena y del sector donde llegan argentinos y chilenos para cruzar en una barcaza a Tierra del Fuego, a Río Grande y Ushuaia, en el caso de los argentinos.

Gabriela Garrido, investigadora del Museo de Historia Natural Río Seco, fue una de las primeras científicas que llegó a trabajar en el lugar. Contó que entonces había cierto caos. La ballena muerta estaba rodeada de unas cincuenta personas. Algunas se encaramaban sobre ella para sacarse fotos y unos niños le pegaban patadas. "Me generó un shock ver esa situación de descontrol, es completo, porque cómo le dices a la gente que no la toquen, que tomen distancia. Tuve mucha rabia, mucha impotencia", relató a LA NACIÓN.