politico-poderPor Sebastián Tresguerres.- Los argentinos más o menos informados suelen ser más teóricos de lo que pensamos. Así como los militantes de partidos de izquierda quieren ver y logran ver la realidad desde el punto de vista de la teoría de la lucha de clases a pesar de que en la mayoría de las provincias no existen los obreros industriales asalariados propiamente dichos porque directamente no existen fábricas ni industria, a los ciudadanos "militantes del republicanismo" suele ocurrirles otro tanto con su propia teoría amada: quieren creer, y logran creerlo, que la división de poderes de la República es una fórmula total y exacta, que las leyes son como las matemáticas, y que la mayoría de las cuestiones de la vida pública son binarias: o totalmente buenas o totalmente malas, las intensidades intermedias no existen, robar cien pesos está tan mal como robar un millón, etc. Cuando tenemos un gobernante al que catalogan como "populista", quieren creer que es un gobernante impostor que se puso por fuera de la República, no que la República es una maquinaria inexacta que en la práctica está montada sobre (y a la vez genera) caminos imperfectos que se mezclan y se bifurcan nutriéndose de lógicas difusas e incluso de azares, también de historia, de contextos, de sentimientos humanos y de pasiones. En definitiva, que se nutre de la vida. La tan mentada República es un modelo. La vida real está por encima del modelo de la República, no por debajo. Los tres poderes del estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, son la implementación imperfecta de una abstracción, de un modelo que en la práctica es, como la mayoría de los modelos, inexacto. Y es un modelo inexacto porque no queda otra que así sea, porque los seres humanos no somos robots. En realidad el poder siempre fue y es uno solo (aunque, por supuesto, con luchas internas). Imaginemos la figura de una pirámide. En la punta los poderes están concentrados, mezclados. Hacia abajo se van separando más y más hasta llegar a la base, su parte más ancha. Dicha base viene a ser "el pueblo", la gente común de la vida cotidiana. Para la vida cotidiana de las cosas comunes, para los sucesos y objetos del día a día en los que no interviene ningún poderoso o allegado a un poderoso, más o menos aplica la división de poderes. Si sos un anónimo pobre y tenés un altercado con otro anónimo pobre, se te aplica la división de poderes: un juez dirimirá más o menos objetivamente basándose de buena fe (con ideología pero con sinceridad) en las leyes que han sancionado los legisladores. Al ir subiendo en la pirámide las cosas se entremezclan mucho más: los jueces empiezan a pensar más políticamente, las famosas "mitades de las bibliotecas" empiezan a girar, los legisladores modifican las leyes que ellos mismos habían sancionado antes, gobernadores y sindicalistas ejercen fuerza y presiones con elementos no contemplados o directamente prohibidos en el pulcro modelo republicano. El gobierno es un motor de ese "poder mezclado" del que forma parte principal, y algunos gobiernos son más hábiles que otros para manejarlo. Cuando no son hábiles, pasa a ser el poder mezclado (al que llamaré "El Poder") el que empieza a manejar al gobierno. Una de las herramientas que utiliza El Poder para gobernar es la de amplificar tanto la letra chica como los huecos de las leyes y los reglamentos. Amplificación que puede derivar en el cambio de un paradigma. En esto entra el juego el conocimiento, la creatividad, la astucia y el coraje. En Santa Cruz El Poder ha utilizado esta herramienta en multitud de oportunidades. Por ejemplo: en la creación de la figura del diputado por el pueblo. En la instauración y desinstauración y reinstauración de la ley de lemas. En los nombramientos de magistrados amigos de El Poder. En la reforma constitucional para permitir reelección indefinida de gobernador. En la remoción del procurador Eduardo Sosa mediante el mecanismo de disolver su cargo. Etc. Todas esas implementaciones ocurrieron en su momento dentro del marco de la ley y con procedimientos legales, reprochables pero legales. Algunos partidos políticos, como el radicalismo en su ala más tradicional, suelen quedar pasmados cuando ocurren maniobras así. Porque son maniobras legales y por lo tanto teóricamente republicanas, pero no pasan el filtro de la ética y de los principios de dichos partidos. Entonces son maniobras que si los demás osan efectuarlas, son legales; pero que ellos mismos nunca se atreverían a utilizar porque iría en contra de sus principios éticos. El Poder actual, en los últimos meses, está utilizando dicha herramienta, en su versión de aplicar un recurso legal pero que como no era común utilizarlo hasta este entonces, ahora su utilización frecuente configura un cambio de paradigma. Hablo del recurso de la prisión preventiva aplicada a políticos ex funcionarios implicados en causas de corrupción. Es una maniobra legal pero que no era muy usual que fuera aplicada a ex funcionarios importantes, y que en muchos dispara el alerta de qué pasaría si un gobierno futuro la utilizara para encarcelar a gente inocente. Pero la cuestión es que estos ex funcionarios encarcelados preventivamente no son inocentes, y no sólo hay pruebas firmes de esto sino que es una verdad evidente dada la magnitud de lo que hicieron y el desparpajo con que lo hicieron. Entonces, en estos casos, se estarían utilizando herramientas "astutas" (y legales) pero para hacer algo que es beneficioso para la sociedad y que históricamente ha sido una carencia muy repudiada por la gente: la de que los políticos corruptos vayan presos. ¿Es peligroso el precedente que se está sentando? ¿En el futuro podría implicar que un gobierno autoritario lo utilice para encarcelar preventivamente a personas opositoras inocentes? Mi respuesta es que si en el futuro (lejano o próximo) nos llega a gobernar un Poder autoritario, sea como sea se las va a arreglar para utilizar las herramientas de los huecos y de la letra chica de la República para hacer de las suyas. Si no utiliza la herramienta de la prisión preventiva, igual se las arreglará para utilizar otras. Así que preocuparse por esto sería redundante. La República real no es sólo una estructura, es una estructura más las almas y las aspiraciones de los seres humanos que la habitan y la gobiernan. Lo que puede verse con todo esto es que El Poder actual (con protagonismo de su rama judicial) tuvo la audacia del pragmatismo legal, de utilizar una herramienta que casi no era utilizada antes, cambiando un paradigma práctico. En general, estas audacias son más habituales en el peronismo que en el radicalismo o en el socialismo. El Poder actual, moldeado por el gobierno de Macri, inició su mandato en el 2015 mostrándose inicialmente como una especie de "tecnocracia hipster", pero de a poco va dando muestras de saber moverse con pragmatismo y audacia política, demostrando que puede llegar a ser, si lo desea, una especie de "ciberperonismo institucionalizante neodemocrático". La República es un modelo estático y aproximado. El poder real, y la vida real, van y vienen. Gráfica: Diario 16